Según explican en la revista de libre acceso Public Library of Science (PLoS) Genetics, especialistas en genética del Reino Unido y Finlandia han hallado cinco genes que determinan el momento en el que los dientes de leche (dentición primaria) salen de las encías de un bebé.
Concretamente analizaron el código genético al completo de seis mil individuos de Finlandia y Reino Unido incluidos en el «estudio de cohorte de nacimiento del norte de Finlandia» (NFBC) y el «estudio longitudinal de Avon sobre padres e hijos» (ALSPAC). Estos estudios, en los que se hizo un seguimiento estrecho de los participantes desde el principio de la gestación hasta la edad adulta, proporcionaron al equipo de la profesora Marjo-Riitta Jarvelin, de la Escuela de Salud Pública del Imperial College de Londres (ICL), datos empíricos sobre todo el proceso de formación de la dentadura.
Sus indagaciones sacaron a relucir cinco variantes genéticas que, al parecer, determinan el momento de erupción de los dientes primarios de las encías. Los primeros en aparecer suelen ser los dientes anteriores inferiores, o incisivos centrales. A continuación se suceden las demás piezas dentarias, empezando por las anteriores superiores y terminando por las laterales y posteriores. Curiosamente, las mismas cinco variantes genéticas determinan también el desarrollo dental en etapas más avanzadas.
El equipo científico de la profesora Jarvelin trató de esclarecer si la cantidad de dientes surgidos al año de edad también se rige por variantes genéticas. Pese a tratarse de una cuestión en apariencia simple, la respuesta dista de serlo. Normalmente los dientes no son visibles hasta después del nacimiento, pero en realidad empiezan a formarse desde los primeros compases del desarrollo de cada ser humano.
A medida que la cara del bebé se forma en el útero, la expresión génica controla con minuciosidad el desarrollo de los dientes y el paladar en términos tanto espaciales como temporales. En este punto pueden darse anomalías como la desubicación de piezas dentarias o incluso la falta de éstas, y la investigación referida ha revelado posibles formas de prevenir estas malformaciones.
En su artículo, los autores explican que la formación de la dentadura resulta de la acción coordinada de cientos de genes, pero que la aparición del primer diente tiende a retrasarse cuando en un niño se dan las cinco variantes genéticas señaladas. En estos casos es más probable que el niño tenga menos dientes a la edad de un año y precise tratamiento ortodóntico. Estos especialistas en genética señalan que sus sorprendentes hallazgos poseen implicaciones que no se limitan al desarrollo dental.
El aspecto más llamativo estriba en que la lista de cinco genes incluye algunos que se sabe que guardan relación con el desarrollo de varias otras partes del cuerpo humano, como el cráneo y los dedos de manos y pies, y también del corazón. Aunque no es inusual que un gen desempeñe varias funciones, los autores confían en que, si se confirman sus hallazgos, este trabajo lleve a identificar variantes genéticas que potencian el riesgo de cáncer y otras enfermedades graves en edades adultas.
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