La falta de sueño no sólo provoca irritabilidad y deterioro de la memoria, la coordinación y la concentración. También ha sido vinculado con el desarrollo de algunas enfermedades como la diabetes, la depresión, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares.
En el estudio- realizado por el Instituto Allen de Ciencias del Cerebro y SRI International- los científicos expusieron a ratones a diversas condiciones de sueño por varios días y escanearon sus cerebros para ver cómo dormir más o menos cambiaba la actividad de aproximadamente 220 genes. Paralelamente examinaron siete áreas cerebrales con análisis de ADN, con el fin de realizar un mapeo detallado y extenso de las consecuencias de la privación de sueño en todo el genoma. ¿El resultado? Descubrieron que la falta de sueño apaga y enciende genes en zonas específicas de nuestro cerebro, lo que afecta particularmente a las neuronas de la neocorteza, la amígdala y el hipocampo, vinculadas a las funciones cognitivas, emocionales y de la memoria que, precisamente, se ven perjudicadas por el mal dormir.
"Aunque la mayoría de la gente experimenta privación del sueño ocasional y reconoce su impacto en su estado de ánimo y comportamiento, hay poco conocimiento científico de cómo la pérdida de sueño en realidad afecta la función cerebral", dijo Thomas Kilduff, director del Centro de Neurociencia de SRI.
No es todo: el análisis detallado de otras 209 áreas del cerebro reveló un nuevo conjunto de genes no asociados previamente con la falta de sueño, que incluye genes vinculados con la respuesta al estrés, a las células de señalización celular y a la regulación de otros genes. "La amplitud y el nivel de detalle proporcionado por estos datos será un recurso único para la comunidad científica", dijo Ed Lein, autor principal del estudio.
Noticia publicada en La Tercera (Chile)