Según los científicos, la mayoría de las estrellas nacen de nebulosas, grandes nubes de polvo que se van uniendo y calentando. La nebulosa Iris —formalmente conocida como NGC 7023— ha sido catalogada como una "fábrica" de polvo cósmico. Según cálculos, se encuentra a 1.400 años luz de la Tierra y tiene un diámetro aproximado de 6 años luz. El polvo que la compone es entre diez y 100 veces más fino que el que se acumula sobre algún mueble en casa.
Algunas nebulosas emiten luz porque están lo suficientemente calientes y en proceso de formar una nueva estrella, pero este fenómeno no ocurre actualmente en la nebulosa Iris. En cambio, su brillo parece ser el resultado del reflejo de la luz de una estrella cercana, posiblemente a un lado o detrás de la nebulosa.
En este caso, la nebulosa está iluminada por la estrella HD 200775, que tiene una masa diez veces mayor que la del Sol. Sin embargo, los astrónomos están intrigados por una sección en la parte superior izquierda de la nebulosa, donde los granos de polvo presentan un tono rojizo, inusual en comparación con los tonos azulados que suelen caracterizar a este tipo de nebulosas. Se sospecha que este tono podría deberse a una sustancia química aún desconocida, posiblemente compuesta por hidrocarburos.
Gracias a la alta resolución y sensibilidad de los instrumentos del telescopio Hubble, los astrónomos podrán estudiar esta región en mayor detalle. Mientras tanto, en la Tierra, los científicos han comenzado pruebas adicionales en laboratorio para analizar con más precisión la composición química de la nebulosa. La nebulosa Iris fue descubierta por William Herschel —el astrónomo alemán que también descubrió el planeta Urano— en 1794, y se encuentra ubicada en la constelación de Cefeo.
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