Investigadores de la Universidad de Bolonia en Italia han descubierto entre las gruesas capas de polvo interestelar que oscurecen la protuberancia de la Vía Láctea una extraordinaria reliquia cósmica que desvela los posibles orígenes de la Vía Láctea.
Los resultados de su trabajo se publican en la revista "Nature". Las nuevas observaciones del cúmulo de estrellas Terzan 5 muestran que este objeto, a diferencia de otros cúmulos galácticos, no alberga estrellas nacidas todas al mismo tiempo, lo que los astrónomos denominan una "población única" de estrellas.
En vez de esto, la multitud de estrellas de Terzan 5 se formó en al menos dos épocas distintas, la más lejana en el tiempo hace aproximadamente 12.000 millones de años y la más reciente hace 6.000 millones de años. Los investigadores explican que sólo se ha observado un cúmulo de estrellas con la complejidad histórica en la formación de estrellas que muestra Terzan 5 y se encuentra en el halo de la Vía Láctea, el Omega Centauro, y esta es la primera vez que se observa esto en la protuberancia.
La protuberancia galáctica es la región más inaccesible de la Vía Láctea para realizar observaciones astronómicas ya que sólo la luz infrarroja penetra las nubes de polvo y revela sus miles de estrellas. Gracias a los instrumentos de última generación del supertelescopio de la Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Austral los investigadores han podido "despejar la niebla" y conseguir una nueva perspectiva sobre el origen de la protuberancia galáctica.
Los investigadores también descubrieron que Terzan 5 es más masiva de lo que se pensaba con anterioridad, junto con su compleja composición y la historia de la formación de sus estrellas, este dato sugiere que podría ser el resto superviviente de una galaxia enana que se unió con la Vía Láctea durante sus primeras fases de formación y contribuyó a formar la protuberancia galáctica.
Según explica Francesco Ferraro, director del estudio, "la historia de la Vía Láctea está codificada en sus fragmentos más antiguos, los cúmulos globulares y otros sistemas de estrellas que han sido testigos de toda la evolución de nuestra galaxia. Nuestro nuevo estudio abre una nueva ventana a otro pieza de nuestro pasado galáctico".
Para Ferraro este podría ser el principio de una serie de descubrimientos que arrojen luz sobre el origen de las protuberancias de las galaxias, algo que aún es un aspecto muy debatido. "Varios sistemas similares podrían esconderse tras el polvo de la protuberancia: es en estos objetos donde se escribe la historia de la formación de nuestra Vía Láctea", afirma el investigador.
Noticia publicada en La Vanguardia (España)