El telescopio Fermi de la NASA detecta rayos gamma provenientes de "fábricas de estrellas" en otras galaxias. Este polvo estratosférico contiene pequeños granos formados probablemente dentro de estrellas que vivieron y murieron antes del nacimiento del Sol, así como material procedente de nubes moleculares en el espacio interestelar.
Este material, considerado "ultraprimitivo", probablemente llegó a la atmósfera durante el paso de la Tierra a través de la estela de un cometa en el año 2003, lo que brindó a los científicos una oportunidad única para estudiar el polvo cometario en laboratorio. En las grandes altitudes de la atmósfera, la mayor parte del polvo proviene del espacio, más que de la superficie terrestre.
Cada año, miles de toneladas de partículas de polvo ingresan a la atmósfera. "Sabemos que gran parte de este polvo proviene de los cometas, pero nunca habíamos sido capaces de aislar de manera concluyente una muestra específica de un cometa en particular", explicó Larry Nittler, del departamento de Magnetismo Terrestre de la Carnegie Institution. "Hasta ahora, las únicas muestras cometarias conocidas que hemos estudiado en laboratorio son las que trajimos con la misión Stardust, que regresó a la Tierra en 2006", añadió.
En este caso, las muestras analizadas provienen de una misión de un avión de la NASA realizada en abril de 2003, después de que la Tierra cruzara la estela del cometa Gregg-Skjellerup. El equipo investigador estudió subpartículas de este polvo para determinar su composición química, isotópica y microestructural. Los resultados se publicaron en la revista Earth and Planetary Science Letters. "Descubrimos que estas muestras son significativamente diferentes del polvo interplanetario habitual", afirmó Nittler.
Estas partículas son más primitivas, con una mayor abundancia de material que se formó antes de la creación del Sistema Solar. Los científicos destacan que la peculiaridad de estas partículas, junto con el hecho de que fueron recolectadas tras el paso de la Tierra por la estela del cometa, apunta claramente a que su origen es el cometa Gregg-Skjellerup. "Esto es emocionante porque nos permite comparar en laboratorio partículas provenientes de más de un cometa y estudiar los procesos que ocurrieron en el Sistema Solar hace 4.500 millones de años", concluyó Nittler.
Noticia publicada en La Vanguardia (España)