Esa es la opinión de dos investigadores de la Universidad de Clemson, en Carolina del Sur, que afirman que fue una toxina producida por algas lo que consiguió, en más de una ocasión, poner en serio peligro la continuidad de la vida en la Tierra.
La nueva teoría, propuesta por el geólogo James W. Castle y el toxicólogo John H. Rodgers durante el encuentro anual de la Sociedad Geológica nortemericana, que se celebra en Portland, libera así a los supervolcanes y a los impactos cósmicos de la acusación de ser los responsables últimos de más de un episodio de extinción masiva.
El título de mayor aniquilador de especies pasa así a manos de un alga tóxica que también en la actualidad prolifera casi en cuanquier lugar en el que haya abundante agua. Afortunadamente, en condiciones normales estas plantas microscópicas existen en concentraciones muy pequeñas, por lo que no constituyen un peligro para las formas de vida que las rodean.
Pero la situación cambia de manera radical cuando las aguas se calientan o se ven contaminadas de repente por la inyección de grandes cantidades de polvo y tierra procedentes de la tierra firme. En esos casos, las algas empiezan a multiplicarse de forma exponencial. Tanto, que son capaces de acabar con la vida de todo cuanto les rodea: peces, medusas, dinosaurios... e incluso seres humanos.
Para Castle y Clemson, eso fue precisamente lo que sucedió durante los cinco mayores episodios de extinción en la historia de nuestro planeta. Al mismo tiempo que se producía cada uno de ellos, los investigadores han encontrado que se disparaba también la presencia de estromatolitos, auténticos "mantos" vivientes formados por la captura y fijación de partículas carbonatadas por parte de algas y cianobacterias, a lo largo y ancho de todo el mundo.
"Si profundizas en las varias teorías sobre extinciones masivas -asegura Castle- siempre encuentras preguntas sin responder. Por ejemplo, ¿mediante qué mecanismo puede un impacto causar la extinción de especies? ¿Por el cambio climático que provoca? ¿Por el polvo en la atmósfera? Es posible que eso no sea lo que lleve a la extinción de todas esas especies, después de todo".
Sin embargo, cuando se produce el impacto de un gran asteroide contra la Tierra, la lluvia de polvo y materiales que caen al agua procedentes de tierra firme se convierten en una inagotable fuente de alimento para las algas, cuya población empieza a multiplicarse de manera explosiva. Y al hacerlo, se liberan grandes cantidades de productos químicos y toxinas que pueden producir los efectos más variados, desde irritar la piel a causar la muerte por envenenamiento. Las plantas serían las primeras en incorporar estos nocivos agentes químicos, que pasarían después a los herbívoros que se alimentan de ellas y más tarde a los carnívoros que se comen a los herbívoros...
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