Se trata de un mecanismo que funciona con altovoltaje y que es usado industrialmente desde hace 20 años en países como China, Japón y Estados Unidos.
Trajano Ramírez, Bernardo Cordero y Ana Rosa Cueva, del Instituto de Ciencias Nucleares de la Escuela Politécnica Nacional, probaron en Quito el funcionamiento de este sistema hace nueve años. Según Cordero, en ese entonces su iniciativa era una de las primeras en este tipo en el planeta, después de las investigaciones hechas por la Universidad de Miami, EE.UU. y en menor escala en Sao Paulo, Brasil.
Lo hicieron con la intención de que sea utilizado para la remediación del río Machángara, cuyas aguas demasiado turbias cruzan por el costado este de Quito, en dirección de sur a norte. Para eso armaron el proyecto Remediación de aguas contaminadas y servidas mediante electrones acelerados. Lo hicieron junto con técnicos extranjeros y con el apoyo de instituciones como el Organismo Internacional de Energía Atómica y el Municipio de Quito.
Cordero explica que en el proceso se producen reacciones químicas de hidrólisis. “Los electrones dan la energía necesaria para que el agua se divida en hidrógeno y oxígeno”.
Esa reacción hace que el agua desintegre todo lo que encuentra como hidrocarburos (gasolina, diésel...), rompiéndolos en moléculas de carbón, incluso hasta convertirlos en dióxido de carbono (CO2) que luego se evapora al espacio.
Los especialistas denominan a este proceso como oxidación acelerada. “Con esto, los microorganismos, por ejemplo, se mueren y los componentes de carbono se desintegran”.
Fausto Ramos, presidente del Colegio de Ingenieros Químicpos y Ambientales de Pichincha (Ciqap), indica que todo ese material se acumula en el fondo del río, logrando así que el agua mejore en calidad. Considera que se remediará un 80% del caudal; el resto se regenerará cada 10 metros de recorrido.
Aún más, Córdoba asegura que se desintegran los colores y olores de los desechos arrojados por industrias como las textileras que despachan tintes fuertes.
Incluso, en el estudio se indica que “estos compuestos son, por lo general, sumamente estables y su degradación en condiciones naturales puede necesitar varios años. El tratamiento por radiación es una buena alternativa para degradar pesticidas, usados en cultivos agrícolas y cuyos residuos terminan en los afluentes”.
Los especialistas indican que el proyecto fue propuesto al Municipio de Quito. Pero no tuvo acogida. Además, señalan que la ejecución demandaría una inversión de entre USD 100 millones y 150 millones.
Para funcionar requiere de una planta que abastezca de energía y por tratarse de una irradiación con electrones que produce rayos X, debe estar protegida por un búnker de hormigón de alta densidad. Va instalada a un costado del río.
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