La tormenta de arena, procedente del desierto del interior del país, empezó durante la noche y afectó a gran parte del estado de Nueva Gales del Sur, con vientos superiores a los cien kilómetros por hora.
El transporte público quedó suspendido y las autoridades sanitarias emitieron una alerta para que los ciudadanos con problemas respiratorios, asma, o problemas de corazón no salgan a la calle.
Varios vuelos internacionales tuvieron que ser retrasados o desviados a Melbourne y Brisbane, mientras que los transbordadores del puerto fueron cancelados por la escasa visibilidad.
Según los testigos, el tono rojizo de la nube de polvo daba la impresión de que un enorme incendio forestal rodeaba la ciudad.
Los meteorólogos advirtieron de que la tormenta continuará durante los próximas horas, con vientos de cada vez mayor intensidad.
En estos momentos, la arena cubre desde Newcastle, unos 160 kilómetros al norte de Sídney, hasta Dubbo, 500 kilómetros al interior y Wollongong, 85 kilómetros al sur, donde las lluvias crearon un aguacero de lodo.
Noticia publicada en Terra (España)