nvestigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) han descrito las características petrográficas y mineralógicas de una de la rocas formadas por el impacto de un rayo (fulguritas) más grandes del mundo, según un trabajo publicado en la revista European Journal of Mineralogy publica.
Los resultados de esta investigación han puesto en marcha un nuevo equipo de investigación constituido por el IGME y el Instituto de Geología Económica CSIC-UCM, con el objetivo de aplicar los resultados de este trabajo a la conservación de edificios históricos de granito. Este nuevo proyecto pretende trasladar el conocimiento adquirido en el estudio, análisis y caracterización de la fulgurita de Torre de Moncorvo, hacia el campo de la conservación de patrimonio histórico construido en granito.
Las fulguritas, del latín fulgur (relámpago), son el resultado del impacto de un rayo sobre el suelo o roca, y una de las tres formas más importantes que existen en la naturaleza para la formación de vidrio. En los tres casos; volcánico, impacto meteorítico e impacto de un rayo, la formación del vidrio responde a procesos de fusión y enfriamiento muy rápidos, que no dejan tiempo para la cristalización de fases minerales.
Así, un rayo que impactó en 1998 sobre las tierras de labor de Torre de Moncorvo (Portugal), muy cerca de la frontera con Salamanca, dio lugar a una fulgurita de un tamaño excepcional. "Normalmente, en suelos graníticos como este, son centimétricas, pero la fulgurita de Torre Moncorvo tiene una estructura dendrítica de unos 2 metros de profundidad con un diámetro de 75 centímetros y 3 ramificaciones horizontales de hasta 7 metros de longitud y 60 centímetros de diámetro, que incluyen otras ramificaciones menores", indica Rafael Lozano, investigador del IGME.
La formación de una fulgurita depende de la dirección del rayo y de la intensidad de la corriente eléctrica. Se necesitan varios milisegundos de un impacto potente y temperaturas superiores a los 2.000 grados centígrados para que se genere el proceso de fusión, y tanto la humedad como la textura del suelo juegan un papel importante en su formación.
En el caso de Torre Moncorvo, la caída del rayo fue inducida por la presencia de una columna metálica de unos 20 metros de altura que sustentaba el tendido eléctrico de la zona, y tras la descarga, se mantuvieron las altas temperaturas y una fuerte electricidad estática durante unas 48 horas.
La mezcla de arenas graníticas, arcillas y cantos de granito donde impactó el rayo se convirtió en una roca muy frágil con una morfología de cilindro hueco que refleja la trayectoria del rayo. El cilindro central presenta una oquedad de unos 20 centímetros de diámetro y está recubierto de una pátina brillante de vidrio en tonos grises y, ocasionalmente, naranja. "Probablemente de los materiales alóctonos ricos en hierro que se utilizaron para el asentamiento de la torre de alta tensión", explica Ruth González, investigadora del IGME.
Las fulguritas suelen encontrarse en suelos arenosos y con agua retenida en los poros; dunas o playas, donde los rayos pueden penetrar con mayor facilidad. En suelos graníticos, como en Torre de Moncorvo, es mucho menos frecuente descubrirlas.
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