Se trata de un gen, denominado ERBB4 o HER4, que se encontraba mutado en el 19% de las muestras tumorales de pacientes analizadas. El trabajo, llevado a cabo en el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano de Estados Unidos, se acaba de publicar en la edición on line de Nature Genetics.
Los experimentos realizados en el laboratorio revelaron la relación de las alteraciones identificadas con un mayor crecimiento de las células tumorales, pero también abrieron una pequeña ventana a la esperanza. Las células de melanoma que presentaban mutaciones de ERBB4 proliferaban mucho más despacio cuando se les administraba el fármaco quimioterapéutico lapatinib (Tyverb, de GSK). Este medicamento se emplea actualmente para combatir ciertos cánceres de mama.
"Hemos encontrado lo que parece ser un talón de Aquiles de buena parte de los melanomas". Así describe el hallazgo Yardena Samuels, autora principal del estudio. La científica aclara que es preciso seguir investigando para comprender mejor el papel de las modificaciones genéticas observadas, pero se muestra optimista ante la posibilidad de desarrollar "terapias específicas que sean útiles para el tratamiento de los tumores con mutaciones de ERBB4". De hecho, los responsables de la investigación han anunciado que próximamente iniciarán un ensayo clínico para probar la eficacia de lapatinib en pacientes con dicho gen alterado.
Este trabajo supone un paso más en una línea de investigación que se ha intensificado en los últimos tiempos con el fin de reducir la letalidad de un tipo de tumores que supone tan sólo el 4% de todos los cánceres de piel, pero que es responsable del 80% del conjunto de fallecimientos por estas enfermedades. Hoy en día, la única garantía de éxito frente al melanoma es la detección precoz y la extirpación quirúrgica lo antes posible. Una vez que ha empezado la migración a otras partes del organismo (la metástasis), las posibilidades de acabar con él se reducen drásticamente.
boticia publicada en Diario Panorama (Argentina)