El concepto de la misión, cuyo coste previsto se situaría en los varios miles de millones de dólares, y que está siendo considerada para su lanzamiento en los próximos quince años, podría ayudar a revelar algunas de las claves del descontrolado efecto invernadero en Venus, de los océanos que pudieron haber existido en el pasado y de la posible actividad volcánica actual. Podría ser ésta la próxima "Flagship" que se enviase a un planeta; justo a continuación de la misión al sistema joviano, recién seleccionada y cuyo lanzamiento está previsto para 2020.
El estudio llevado a cabo por este equipo, que será dado a conocer en Abril, esboza un plan para estudiar el brumoso planeta. Venus tiene más en común con la Tierra que cualquier otro cuerpo del sistema solar, en lo que se refiere a distancia al Sol, tamaño y masa. Sin embargo, se convirtió en un mundo inhóspito, donde las temperaturas superficiales rondan los 450 ºC y el ácido sulfúrico llueve del cielo.
El concepto de misión planteado por el equipo incluye un orbitador, dos aterrizadores de vida corta y dos globos de gran altitud, construidos para flotar en nubes de ácido sulfúrico. Todo ello sería lanzado al espacio a bordo de dos cohetes Atlas V.
"Nuestro conocimiento de Venus es tan pobre, que realmente necesitamos esta armada", ha declarado el científico planetario Mark Bullock, del Southwest Research Institute en Boulder (Colorado), uno de los líderes del equipo.
Con este conjunto de elementos, la misión podría ayudar a revelar qué les pasó a los océanos de Venus. Los investigadores creen que el agua fue, en el pasado, lo suficientemente abundante como para cubrir el planeta entero con una capa de 100 metros de profundidad.
Pero el clima de invernadero de Venus acabó por secar la mayor parte del agua, un proceso que también puede haber ralentizado y finalmente detenido la tectónica de placas en el planeta.
Los aterrizadores, que sólo durarían unas pocas horas bajo el intenso calor, podrían buscar evidencias de minerales que se forman en presencia de agua. Puesto que estos minerales hidratados tienen una vida limitada, podrían ayudar a revelar cuánto duraron los océanos de Venus, una cuestión que podría arrojar luz sobre si la vida pudo haber surgido en este planeta.
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