Cuando las galaxias ingresan a un recinto más pequeño, reducen significativamente su tamaño y se acomodan para no estorbar la vida de las otras. "Las galaxias son más pequeñas ahí, están más apretadas. Uno puede imaginarlas como una cebolla: cuando están en el campo tienen todas las capas, pero cuando entran en los cúmulos, pierden sus capas exteriores y se adaptan en tamaño", explica Felipe Barrientos, coautor del estudio y parte del Departamento de Astronomía y Astrofísica de la Universidad Católica.
En nuestra galaxia, la Vía Láctea, este efecto no es importante, pues se ubica en la periferia de un cúmulo de galaxias, Virgo, a una distancia de 60 millones de años-luz de nosotros. Su tamaño oscila entre tres y 30 millones de años-luz y con masas de entre varios miles a millones de billones de veces la masa solar.
Barrientos y Sebastián López, astrónomo de la Universidad de Chile e investigador principal del proyecto, descubrieron que las galaxias de esos cúmulos tienen menor tamaño que las que existen fuera de estas comunidades atrapadas por la gravedad. Y a pesar que esta plasticidad galáctica se conocía en casos cercanos a nuestro entorno, los astrónomos chilenos la acaban de descubrir en galaxias que se encuentran a 7.000 millones de años-luz de la Tierra.
El equipo de López y Barrientos realizó las observaciones con los telescopios VLT de la ESO en Paranal, y Magallanes de Las Campanas.
El trabajo fue publicado en The Astrophysical Journal, una de las revistas donde los astrónomos de la comunidad internacional publican los resultados de sus investigaciones. Pero no cualquiera publica ahí: esta revista impone un referato para los descubrimientos.
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