El comandante de la EEI, Michael Fincke, la ingeniera de vuelo Sandra Magnus (ambos estadounidenses) y el ingeniero de vuelo ruso Yury Lonchakov se alojaron en la nave rusa Soyuz, atracada en la plataforma que orbita a unos 385 kilómetros de la Tierra y a más de 27.000 kilómetros por hora.
Según el relato de la agencia espacial estadounidense, los restos del satélite fueron detectados cuando ya era tarde para llevar a cabo una maniobra de desvío, por lo que se recomendó a los tres tripulantes evacuar la estación, refugiarse en la nave rusa, y cerrar las compuertas.
Esta medida, explicó la NASA, dio más protección a los tripulantes y les hubiese permitido partir rápidamente de la EEI en el "caso poco probable" de que los desechos impactaran la estación y causaran una pérdida de presión.
De acuerdo con la agencia espacial, el objeto flotante estuvo en su punto más próximo a la EEI a la hora 16.39 GMT. Seis minutos después se determinó que el trozo de motor del satélite ya no impactaría con la EEI, y se autorizó a los tres astronautas para que abrieran las escotillas y retornaran a la estación.
Durante la permanencia de Fincke, Magnus y Lonchakov en la Soyuz, la EEI quedó en configuración de operación automática, incluido el cierre de varias compuertas internas.
Las tripulaciones permanentes de la EEI trabajan a bordo de la estación espacial durante medio año. La nave rusa Soyuz, acoplada a la plataforma, permanece como vehículo de evacuación en caso de emergencia.
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