Vladimir Solovyov dijo que la colisión entre un satélite militar ruso abandonado y un satélite comercial estadounidense en operación se produjo a 800 kilómetros (500 millas) de altura en la parte más atestada en el espacio cercano.
"Los 800 kilómetros son una órbita muy popular empleada por satélites de rastreo terrestre y comunicaciones", dijo Solovyov a la prensa. "La nube de escombros implica un serio peligro para ellos".
Soloyov agregó que aun fragmentos diminutos podrían representar una amenaza grave para naves espaciales construidas con aleaciones ligeras debido a la enorme velocidad con que viajan.
La mayoría de los fragmentos están concentrados cerca de la órbita de la colisión, pero el mayor general Alexander Yakushin, titular de las fuerzas espaciales militares rusas, dijo que algunos escombros fueron despedidos a otras órbitas, que van de 500 a 1.300 kilómetros (300 a 800 millas) sobre la Tierra.
Los militares estadounidenses rastrean 18.000 objetos en órbita, pero nadie tiene idea todavía acerca de cuántos fragmentos causó la colisión ni su tamaño. Los expertos dicen que debe de haber creado cientos, quizás miles, si se incluyen los diminutos.
Mientras tanto, no existe un sistema de control de tráfico aéreo que rastree la posición de todos los satélites. Los militares estadounidenses sólo vigilan determinadas amenazas en el espacio porque carece de los recursos como para hacerlo todo, dijo la mayor Regina Winchester, vocera del Comando Estratégico Estadounidense, que supervisa la Red de Vigilancia Espacial de los militares.
Noticia completa en El Nuevo Herald (EEUU)