Director del Instituto de Cosmología Computacional de la Universidad de Durham (Reino Unido), Frenk asegura en una entrevista a Efe que una de las grandes sorpresas dadas por la física en la última década es precisamente que la materia, la visible y la oscura, es tan sólo una pequeña parte de la composición del universo, y que el resto lo ocupa una energía oscura "totalmente desconocida".
La materia visible -los átomos ordinarios de los que están hechos tanto humanos como estrellas- supone el 4% del universo, mientras que la llamada materia oscura fría -sobre la que este físico ha publicado un destacado estudio en "Nature"- conforma el 21%, es decir: una quinta parte del cosmos son unas partículas elementales que no interactúan y que por ello son difíciles de detectar.
Cualquier habitación está llena de miles de millones de estas partículas que sólo se hacen visibles cuando protagonizan fenómenos de gravedad en puntos donde se concentran enormemente como, por ejemplo, en el centro de nuestra galaxia.
En esa concentración masiva, los científicos creen que sufren colisiones que generan una radiación gamma muy energética que las hace visibles y, por ello, hacia allí se dirige el satélite norteamericano Fermi, lanzado el pasado junio, para tomar unas mediciones que se espera ofrezcan resultados en uno o dos años.
Este investigador, que esta semana ha ofrecido una charla en el Cosmocaixa de Barcelona en el marco del Año Internacional de la Astronomía, confía en que el acelerador de partículas del CERN (LHC) de Ginebra, puede llegar también a fabricar estas partículas de forma indirecta, una vía más sencilla que encontrarlas en el cosmos.
Menos optimista se muestra a la hora de predecir cuándo se llegará a saber qué es la energía oscura, descubierta a finales de la década de los noventa, tras años de sospechas teóricas "de que algo iba mal" porque la expansión del universo se estaba acelerando, fruto de una fuerza repulsiva, contraria a la gravedad.
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