Los desarrollos de la física cuántica -dedicada a explicar el comportamiento de la materia desde su más mínima concepción- han registrado en los últimos años un gran avance que ha permitido a los investigadores, que habían pasado décadas diseñando experimentos imaginarios ("gedanken experiment"), llevar por fin a la práctica ideas que hasta hace poco eran pura ciencia ficción.
Acín (Barcelona, 1972), investigador ICREA y líder del grupo de Teoría de la información cuántica del Instituto de Ciencias Fotónicas, explica en una entrevista a Efe, que entre estas nuevas aplicaciones destacan, por su potencial interés práctico, la computación y la teleportación cuántica.
Hasta el momento varios equipos europeos y norteamericanos han logrado teleportar la identidad cuántica de un fotón -partícula elemental de la que se compone la luz- a otro fotón distante a kilómetros, de un fotón a un átomo y de un átomo a otro átomo.
El sistema se basa en transferir la identidad de una partícula a otra (una copia exacta y gemela de la anterior) ubicada en otro punto y que reproduce a distancia cualquier cambio que se produzca en la primera, como si fueran una sola, lo que permite el envío de datos o instrucciones.
Aunque a ojos de un profano, estos experimentos puedan parecer "poca cosa", Acín, que esta semana ha participado en un ciclo de conferencias sobre "Tecnología comparada" organizado por Cosmocaixa, explica que en esta demostración hay algo de esa "teletransportación clásica" como la que todos hemos visto alguna vez en el cine.
"En la teleportación cuántica hay una trasferencia de un sitio a otro, sin que nada se propague, el estado de una partícula cuántica desaparece de un sitio y aparece en el otro, hay un cierto efecto a distancia", señala este investigador.
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