Sin embargo, primero se inaugurará la tercera generación de vehículos de exploración del planeta rojo con la puesta en órbita del Laboratorio Espacial de Marte (MSL, por sus siglas en inglés), “que buscará los compuestos orgánicos necesarios, como el carbono, para comprobar que el astro puede albergar vida”, señaló Rafael Navarro, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM, que participa activamente en el proyecto.
En entrevista, añadió que el laboratorio contará con los dispositivos necesarios para llevar a cabo un análisis que hasta ahora no se ha podido llevar a cabo satisfactoriamente, primero con la primera misión de su tipo, Viking, en los 70, y más recientemente con Phoenix, que transmitió sus últimas señales hace algunas semanas.
“Con las misiones anteriores conocimos la geología marciana y comprobamos la existencia de agua líquida; ahora investigaremos la existencia de compuestos orgánicos que indicarán la habitabilidad del planeta y, de ser así, extraer muestras biológicas en la siguiente misión”, apuntó.
Agregó que después de una primera generación de exploradores espaciales, con el Pathfinder y una segunda con los vehículos Spirit y Opportunity —que aún recorren el territorio—, los cuales utilizaron celdas solares, el nuevo complejo contará con energía nuclear que le permitirá mantenerse activo durante día y noche durante un año marciano, equivalente a dos terrestres, aproximadamente.
Trabajo terrestre
En días pasados la agencia espacial estadunidense anunció que el lanzamiento del MSL, que se preveía para el otoño de 2009, se pospuso hasta 2011 debido a problemas en el equipo.
“El problema se debió a una falla en el motor de las llantas, el cual puede repararse en un par de meses, sin embargo, retrasa la fecha en que ambos planetas tienen un mayor acercamiento, momento que no ocurrirá sino hasta 2011”, refirió el investigador universitario.
Rafael Navarro forma parte del equipo de investigación del laboratorio químico del MSL, que analizará las muestras recogidas en busca de componentes orgánicos.
El dispositivo, explicó, comprende un cromatógrafo de gases que separa compuestos que serán analizados por un espectrómetro de masas.
“Durante la misión del Viking fue posible llevar a cabo cuatro análisis de este tipo, ahora podremos realizar hasta 50. Además, utilizaremos los métodos correctos para volatilizar las muestras y obtener dichos compuestos, tarea que no se pudo llevar a cabo en misiones pasadas”, abundó.
El científico realizó investigaciones en algunos lugares del planeta con características similares a la superficie de Marte, como los desiertos de Atacama y Libia, así como en el Ártico y Hawai.
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