El año que ahora concluye mantendrá la tendencia cálida de las dos últimas décadas al situarse en el conjunto de la Tierra como el 10° con las temperaturas más elevadas desde 1850, cuando empezaron a generalizarse las mediciones con instrumentos científicos, pero al mismo tiempo desafía los augurios más catastrofistas porque será el más frío del siglo XXI. Concretamente, según la proyección presentada ayer por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el 2008 tendrá una desviación de 0,31° por encima de la media del periodo de referencia 1961-1990, que es de 14°. Los tres años más cálidos desde 1850 siguen siendo el 2005 (+0,60°), el 1998 (+0,57°) y el 2002 (+0,56°).
La información se basa en los datos procedentes de estaciones meteorológicas, buques, boyas y satélites de los 188 estados miembros de la OMM que se dedican a computar dos instituciones: el Hadley Center, en el Reino Unido, y la Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera de EEUU. Los datos definitivos no se conocerán hasta marzo.
La OMM atribuye el comportamiento relativamente templado del 2008 a la formación a mediados del año anterior en el Pacífico de un episodio bastante fuerte de La Niña. En la misma línea, el climatólogo Javier Martín-Vide, catedrático de la Universitat de Barcelona, insiste también en la fuerza de La Niña y en el actual mínimo de actividad solar: "Ya veremos qué pasa cuando venga un Niño importante o cuando vuelvan a abundar las marchas solares. Entonces volveremos a ver récords".
Nuevamente, la temperatura en el hemisferio norte ha sido clave para que el 2008 se haya situado entre los 10 años más cálidos de la serie sesquicentenaria. Los registros fueron especialmente elevados en el norte de Europa y Siberia, con un invierno que se situó siete grados por encima de la media 1961-1990 y batió récords de calor en Escandinavia. En cambio, prosigue la organización, el invierno boreal fue especialmente frío en una vasta zona de Eurasia que se extiende desde Turquía hasta China.
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