Un equipo internacional con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha observado qué ocurre en el entorno de Sagittarius A* (SgrA*), el agujero negro supermasivo que, con una masa cuatro millones de veces mayor que la del Sol, sigue devorando materia en el centro de la galaxia.
Los agujeros negros son difíciles de observar, pero SgrA* constituye un objetivo especialmente complicado ya que en el centro de la Vía Láctea hay enormes cantidades de gas y polvo que provocan que la radiación que emiten los objetos en la longitud de onda visible -el tipo de luz que ven nuestros ojos- se extinga por el camino. Por tanto, el estudio de esta región tiene que realizarse en frecuencias del espectro electromagnético capaces de atravesar este velo: cuantas más mejor, dado que es el único medio para obtener una imagen completa del fenómeno.
Por ello los investigadores han empleado los telescopios VLT y APEX, que captan ondas infrarrojas y submilimétricas respectivamente. Se trata de la primera vez que se obtienen medidas simultáneas de una fulguración con estos instrumentos.
SgrA* es visible en la luz infrarroja durante cortos periodos de tiempo, cuando exhibe fuertes fulguraciones. Como no se puede prever cuándo ocurrirán estos fenómenos, no es fácil observarlas con dos telescopios que no estén en el mismo lugar, porque una simple nube podría tapar la región del cielo que interesa.
Noticia publicada en El Mundo (España)