La importancia del hallazgo reside en que el virus utiliza como «caballos de Troya» las células dendríticas, las mismas que, en condiciones normales, se encargan de erradicarlo.
El descubrimiento, publicado en la revista «Blood», abre la puerta al desarrollo de nuevas terapias para combatir la enfermedad. El estudio, elaborado con la colaboración de las Unidades de Inmunología y Anatomía Patológica del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona) y del Departamento de Microbiología de la Universidad de Boston (EE. UU.), y con la financiación del Ministerio de Ciencia, revela que cuando un patógeno entra en el organismo, las células dendríticas juegan un papel clave en la organización de la respuesta inmune. Su función consiste en patrullar el organismo y capturar a los agentes infecciosos que lo invaden.
Destrucción del agente invasor De este modo, en condiciones normales, una vez que las células dendríticas han capturado a patógenos tales como el VIH, las células maduran y soncapaces de degradarlos y presentarlos a su principal diana: los linfocitos T CD4+, que se encargarán de organizar la destrucción del agente invasor.
El estudio demuestra, por primera vez, que el VIH se aprovecha de la misma vía de entrada de las células dendríticas que unas partículas denominadas exosomas, generadas por el sistema inmune para amplificar la información sobre el tipo de agente infeccioso que ataca al organismo. Según Javier Martínez-Picado, de la Institució de Recerca i Estudis Avançats (ICREA), «las similitudes detectadas entre el mecanismo de entrada del VIH y el mecanismo de entrada de los exosomas, debería guiarles en el diseño de terapias que permitan frenar uno de los mecanismos de diseminación de la infección».
Noticia publicada en ABC (España)