La metástasis del cáncer de mama podría no ser una de las últimas fases de la evolución natural de la enfermedad. Quizá todo comience mucho antes, sin seguir el guión asumido en los últimos años. Y puede también que haya células sanas implicadas en esa cascada de acontecimientos que permiten al cáncer extenderse por el organismo. Esta revolucionaria hipótesis la lanza un grupo de investigadores del centro oncológico Memorial Sloan-Kettering de Nueva York (EE. UU.) en la edición digital de la revista "Science".
Sus experimentos con ratones sugieren que la metástasis puede desencadenarse con la ayuda de células normales de la mama que viajan por el torrente sanguíneo en una fase temprana de la enfermedad hasta alcanzar el pulmón. En el nuevo órgano permanecen inactivas, en un estado latente, hasta que reciben la orden de crecer de forma agresiva y originan un nuevo tumor. Katrina Podsypanina, directora del estudio, cree que esta teoría explicaría por qué algunas pacientes con cáncer de mama sufren recaídas y aparecen focos en otros órganos mucho después de que se haya tratado con éxito el tumor inicial.
Colonizar nuevos órganos
Hasta ahora, se asumía que para que una célula cancerosa emigrase e invadiera un tejido sano debían darse múltiples pasos. En ese largo viaje por el torrente sanguíneo, las células del tumor primario acumulaban distintas alteraciones que activaban genes cancerígenos. Todo para que al final del trayecto las células tumorales se fijaran y colonizaran el nuevo órgano. Se asumía entonces que la metástasis debía ser el final de un proceso, un episodio tardío en la evolución del mal.
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