El rodio, el metal más caro del planeta, bate récord tras récord y se acerca al umbral de 10.000 dólares la onza, impulsado por un cóctel de oferta en caída libre en Sudáfrica, su principal productor, y de demanda exponencial, sobre todo en la industria automovilística.
Según el Bullion Desk, una de las consultoras que suministran los precios de los metales raros, el precio de la onza de rodio alcanzó los 9.900 dólares el miércoles, un récord absoluto.
En cuatro años, el precio del rodio se ha multiplicado por 10. A comienzos de 2004 la onza de rodio se vendía a menos de 1.000 dólares.
Contrariamente a los otros grandes metales preciosos y a los metales industriales, cotizados en los mercados especializados, este metal raro es negociado entre productores, mayoristas y consumidores.
Su precio, que no es fijado por una cotización en Bolsa, es publicado por las consultoras que interrogan a los profesionales, como el Bullion Desk, Heraeus o el corredor Lipmann Walton.
A la cabeza de los metales más caros del mundo, el rodio -su nombre proviene del griego "rhodon", que significa "rosa", por el color de las sales del metal- supera el precio de los otros metales preciosos, que no obstante también registran un buen desempeño.
Recientemente, el platino superó los 2.301,50 dólares la onza, y el oro los 1.032,70 dólares la onza.
Junto al rutenio, el paladio, el osmio y el iridio, el rodio es uno de los "metales platinoides menores". El elemento químico de número atómico 45 es también el más raro de todos, de ahí su carestía.
Descubierto en 1803 por el británico William Hyde Wollaston, su función principal es contribuir a reforzar la dureza del platino y del paladio.
Sus aleaciones son utilizadas en electrónica por sus propiedades químicas (resistencia eléctrica, resistencia a la corrosión), en óptica por su solidez, en joyería en el momento del "rodiaje" en el tratamiento del oro blanco, y también como catalizador en numerosos procedimientos industriales.
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