Dicha edad, fundamentada en mediciones de precisión de la luz más antigua en el universo, coincide con los resultados anunciados en el 2006. Dos años adicionales de datos enviados por un satélite de la NASA, conocido como la Sonda Wilkinson de Anisotropía de Microondas, han reducido la incertidumbre en decenas de millones de años.
""Todo se está compactando y nos está dando una precisión cada vez mejor, así como de manera constante"", destacó Charles L. Bennett, catedrático de Física y Astronomía en la Universidad Johns Hopkins y líder del grupo que analiza los datos. ""De hecho, es considerablemente mejor que resultados anteriores. En los datos existe todo tipo de recursos"".
Aproximadamente 380,000 años después del Big Bang, el universo se enfrió en la medida suficiente para que protones y electrones se combinaran y formaran átomos de hidrógeno. Eso liberó un estallido de luz, que se ha enfriado con el paso de miles de millones de años hasta convertirse en un baño de microondas, las cuales están presentes en todo el cosmos.
Sin embargo, existen ligeras variaciones en los antecedentes, los cuales el satélite de la NASA ha estado midiendo desde el 2001. Dichas variaciones han producido evidencia que respalda una idea conocida como inflación cósmica; esto es, una acelerada expansión del universo en la primera billonésima de billonésima de un segundo de su existencia.
Los nuevos datos tienen la precisión suficiente para diferenciar entre diversos modelos de inflación propuestos.
""Algunos de ellos actualmente se descartan por completo, en tanto algunos penden al borde y otros están perfectamente bien"", comentó Bennett. ""Nosotros le estamos dando orden a todos estos elementos"".
Asimismo, los astrónomos ahora pueden ver firme evidencia de que el universo rebosa de partículas subatómicas sin masa, conocidas como neutrinos. Ya se anticipaba este océano de neutrinos primordiales creados en el Big Bang.
""El nuevo resultado es que ya no es consistente con cero"", destacó Edward L. Wright, catedrático de Física y Astronomía en la Universidad de California, en Los Angeles, otro de los integrantes del equipo.
A medida que se reúnen más años de datos, dijo Bennett, los astrónomos incluso podrían ser capaces de deducir nuevos e insólitos tipos de neutrinos que, hasta ahora, no han sido detectados en aceleradores de partículas.
De igual modo, los nuevos datos refinan hallazgos en cuanto a que las primeras estrellas empezaron a emitir luz 400 millones de años después del Big Bang. La luz de las estrellas empezó a descomponer átomos interestelares de hidrógeno hasta devolverlos a sus formas como protones y electrones: creando una niebla que desviaba las microondas cósmicas. Pero se necesitaron 500,000 millones de años para descomponer todos los átomos.
Noticia publicada en El Nuevo Herald (EEUU)