El próximo mes de mayo se pondrá por fin en marcha el Large Hadron Collinder (LCH) o Gran Colisionador de Hadrones, un acelerador y colisionador de partículas localizado en el CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), cerca de Ginebra (Suiza).
Su objetivo será, en principio, dilucidar hasta límites jamás alcanzados el funcionamiento de lo infinitamente pequeño, es decir, de las partículas subatómicas, desentrañando enigmas que apasionan a los físicos teóricos, como la existencia o no del hipotético bosón de Higgs predicho por el Modelo Estándar de la Física de Partículas.
Pero, según dos matemáticos rusos, quizá el LCH sirva además para conseguir un objetivo “colateral” propio de los relatos más interesantes de la ciencia ficción: al hacer chocar a los protones a una velocidad próxima a la de la luz, podría accidentalmente formarse una puerta, o puertas diminutas, que permitirían viajar por el espacio-tiempo. Evocando esta posibilidad, New Scientist, considera que gracias al LHC, 2008 podría convertirse en el Año Cero de los viajes en el tiempo.
Alteración del espacio-tiempo
Irina Aref"eva e Igor Volovich, del Instituto de Matemáticas Steklov de Moscú, han publicado un artículo en el que explican que, si la escala de la gravedad cuántica es del orden de unos pocos TeVs (tera o trillones de electronvoltios, unidad de energía equivalente a la energía cinética que adquiere un electrón al ser acelerado por una diferencia de potencial en el vacío de 1 voltio), las colisiones entre protones del LHC podrían dar lugar a la formación de máquinas del tiempo (regiones de espacio-tiempo con curvas cerradas de tipo tiempo) que violarían el principio de causalidad.
Una curva cerrada de tipo tiempo o curva temporal cerrada (en inglés closed timelike curve o CTC) es la línea de universo o la trayectoria que sigue una partícula material en el espacio-tiempo de cuatro dimensiones. Esta partícula se encuentra cerrada en el espacio-tiempo, es decir, que es susceptible de regresar al mismo estado del que partió en el tiempo.
La posibilidad de una curva cerrada de tipo tiempo no es nueva, ya que fue planteada por primera vez en 1937 por Willem Jacob van Stockum. Más adelante, en 1949, fue evocada asimismo por Kurt Gödel. De probarse en el LHC de Ginebra la existencia de esta curva cerrada de tiempo o CTC, el hecho podría implicar al menos la posibilidad teórica de construir una máquina del tiempo, señalan los físicos.
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