Más de 8.600 km2 de fondos marinos cartografiados, 31 metros de sedimentos oceánicos y cerca de 3.345 millas náuticas de navegación por el océano Ártico son algunos datos del cuaderno de bitácora de la expedición SVAIS del Año Polar Internacional (IPY), financiada por el Ministerio de Educación y Ciencia.
A bordo del BIO Hespérides de la Armada española, la expedición ha estudiado durante el verano boreal el registro del cambio climático natural y el relieve submarino en el estrecho de Fram —zona de contacto del agua fría del océano Ártico con la más cálida del Atlántico— desde hace unos tres millones de años hasta la deglaciación más reciente, entre 20.000 y 10.000 años.
La expedición partía el 29 de julio de la isla de Spitzberg en el archipiélago Svalbard (Noruega), un territorio de larga tradición ballenera a sólo 1.338 quilómetros del polo Norte. En plena época del sol de medianoche, el barco ponía rumbo al margen suroeste de las islas Svalbard, hacia el surco glaciar de Storfjiorden, un área poco conocida y dominada en el pasado por grandes corrientes de hielo (ice streams), modeladoras del lecho marino polar.
Las regiones polares, en peligro
«El Ártico es el área polar que tenemos más cerca y, a excepción de la península Antártica, es mucho más sensible que la Antártida a los cambios climáticos», comenta el jefe científico de la expedición SVAIS, Angelo Camerlenghi, geólogo del GRC Geociencias Marinas de la UB y profesor de investigación ICREA. Los polos son el motor de la circulación oceánica a escala planetaria, reflejan la radiación solar y disminuyen las temperaturas del planeta.
Las regiones polares, además, proporcionan una información única sobre el pasado de nuestro planeta y son los grandes archivos climáticos de la Tierra. El Ártico es también un delicado sensor medioambiental que alerta de los efectos del cambio climático. Para el geólogo Roger Urgelès, «en los polos el cambio climático se manifiesta de una manera más dramática. Los glaciares van retrocediendo y empezamos a intuir que los cambios climáticos en el pasado han tenido otros efectos muy importante sobre nuestro planeta.»
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