Popularizada por la ciencia ficción, la idea de universos paralelos que recrea el escritor Philip Pullman en su famosa trilogía "La materia oscura" está siendo estudiada seriamente por los científicos.
"La idea de una multitud de universos es más que una invención fantástica. Aparece naturalmente en varias teorías y merece ser tomada en cuenta", escribe el astrofísico Aurélien Barrau en el número de diciembre de la revista Cern Courier de la Organización Europea para la Investigación Nuclear.
"Estos universos múltiples no son teorías, sino las consecuencias de teorías elaboradas para responder a cuestiones de física de las partículas o de la gravitación. Muchos problemas centrados en la física teórica (...) encuentran así una explicación natural", resume este físico del Laboratorio de Física Subatómica y Cosmología.
"¿Nuestro universo sería sólo un islote irrisorio en el seno de un inmenso +multiverso+ infinitamente vasto y diversificado?" Si es verdad, esto podría ser para el hombre, que se había creído mucho tiempo en el centro del mundo o en el centro de la creación, "la cuarta herida narcisista", después de las infligidas "por Copérnico, Darwin y Freud", continúa.
Imaginar que hay multitudes de universos respondería una de las grandes preguntas de los físicos: ¿Por qué motivo -salvo creer en Dios- nuestro universo, si fuera el único existente, tendría precisamente las leyes y las constantes físicas que habrían permitido la aparición de astros, de planetas y finalmente de la vida?
"Las características de nuestro universo se explican bien si se supone que todas las versiones imaginables o no de la realidad existen +en alguna parte+", resumía de esta manera hace unos años el astrofísico Max Tegmark.
La idea de universos paralelos fue introducida en 1957 por el físico estadounidense Hugh Everett, para interpretar ciertas rarezas -para el sentido común- de la física cuántica.
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