La obesidad no es sólo un problema que tenemos las personas. Investigaciones punteras llevadas a cabo por la Universidad de Leicester han puesto de manifiesto, usando este símil, que el software también tiene problemas de “obesidad” que le impiden trabajar correctamente, poniendo en peligro la actividad de empresas y organizaciones
Los informáticos que están trabajando en el proyecto Leg2Net consideran que, como los coches y otros equipamientos, si el software no se cuida correctamente, es decir, si no lleva una vida “sana”, se vuelve frágil y deja de funcionar correctamente. Esto pone en peligro sobre todo los sistemas operativos y pude resultar un auténtico problema para instituciones y empresas que se olvidan de modernizar sus sistemas.
Este grupo de informáticos está colaborando con la empresa ATX Software, que está especializada en desarrollar tecnologías que apoyan la actualización de sistemas obsoletos, para encontrar nuevos métodos y técnicas que puedan ser utilizados para que el software se mantenga ágil y preparado para desarrollar el trabajo para el que fue diseñado.
“Para muchas personas, el software es una cosa que nos permite utilizar un ordenador para realizar ciertas actividades (como escribir un texto)”, comenta el profesor José Luiz Fiadeiro, coordinador de Leg2Net, en un comunicado. “Sin embargo, el software no está simplemente "parado" dentro del ordenador. Tiene su propia vida y evoluciona con el tiempo.”
Leyes de Lehman
Esto es lo que pasa cuando se pide a los usuarios que se descarguen una actualización de una aplicación que acaba de ser lanzada al mercado. El hecho de que un software tenga que adaptarse constantemente para proporcionar siempre el mismo nivel de satisfacción al usuario (o incluso aumentarla), se conoce como la primera Ley de Lehman.
Estas leyes reciben el nombre del informático Meier Lehman, que fue uno de los impulsores de la “evolución del software”. Junto a sus colegas de la Universidad de Londres, identificó una serie de comportamientos a los que denominaron, precisamente, “Leyes de Lehman”.
“Con frecuencia, las actualizaciones de software se limitan a añadir capa sobre capa en el sistema existente, sin tener en cuenta la estructura global”, comenta Luis Andrade, que es el presidente de ATX Software. De esta manera, se puede decir que el software se va haciendo "obeso" a medida que permite que se acumule "grasa", por ejemplo cuando un código antiguo que ya no se necesita.
“De esta manera, las aplicaciones van perdiendo eficiencia y cada vez resulta más difícil cambiarlas. Una vez que esto ocurre, los sistemas empiezan a perder la agilidad y la flexibilidad que necesitan las empresas para afrontar la competencia feroz y la volatilidad de mercados que caracteriza a los negocios de hoy”, apunta Andrade.
Las grandes organizaciones, como los bancos, usan aplicaciones de software muy complejas. Su modernización supone una tarea extremadamente complicada.“Para empezar, no es sólo un al usuario al que hay que mantener satisfecho. Si no se tiene cuidado, la complejidad va aumentando a medida que se actualiza el software”, comenta Fiadeiro.
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