Los escritores de ciencia ficción han sugerido que en el futuro la tierra estará poblada por una mezcla de todas las razas en una sola forma humana. En la vida real parece estar sucediendo todo lo contrario.
La gente está evolucionando más rápido que en el pasado distante mientras los pobladores de varios continentes se vuelven cada vez más distintos unos de otros, dicen los investigadores.
"Crecí con la creencia que los humanos modernos aparecieron hace de 40.000 a 50.000 años y que no han cambiado", explicó Henry C. Harpending, un antropólogo de la Universidad de Utah. "Al parecer lo contrario es la realidad", sostuvo.
"Nuestra especie no se queda estática", añadió Harpending en una entrevista telefónica.
Sin embargo, esto no significa que debamos esperar cambios drásticos en unas cuantas generaciones, la evolución sucede a través de miles de años.
Harpending y sus colegas estudiaron el ADN de humanos y de chimpancés, nuestro familiar más cercano, y reportan en la edición en línea de esta semana de la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias.
Si la evolución ha estado procediendo de manera estable, al paso actual desde cuando los humanos y los chimpancés se separaron hace 6 millones de años, debe haber más de las 160 diferencias halladas por los investigadores.
Esto indica que la evolución fue más lenta en el pasado distante, explicó Harpending.
"El crecimiento rápido de la población se ha conjugado con grandes cambios en la cultura y en la ecología, creando nuevas oportunidades para la adaptación", dice el estudio. "Los últimos 10.000 años se ha visto una evolución rápida, evolución dental y del esqueleto en las poblaciones humanas, lo mismo que la aparición de nuevas respuestas genéticas a dietas y enfermedades", asegura el estudio.
Y hallaron que están sucediendo cambios diferentes en africanos, asiáticos y europeos.
La mayoría de los antropólogos está de acuerdo en que los humanos vivieron primero en Africa y que después se repartieron a otras áreas, y que el color más claro de la piel de los europeos y de los asiáticos se le atribuye generalmente a un proceso de selección que permite más absorción de la vitamina D en climas más frescos adonde hay menos sol.
El aumento de la población humana de millones a miles de millones durante los últimos 10.000 años, aceleró el paso de la evolución ya que "estábamos en nuevos medios a los que necesitábamos adaptarnos", agrega Harpending. "Y con una población más grande, han ocurrido más mutaciones", indicó.
En otro ejemplo, los investigadores señalan que en China y en Africa, poca gente puede digerir la leche fresca en la edad adulta. Sin embargo, en Suecia y en Dinamarca, el gen que produce la encima para digerir la leche se mantiene activo, de tal manera que casi todo el mundo puede tomar leche fresca lo que explica el por qué las lecherías son más comunes en Europa que en el Mediterráneo y en Africa, dice Harpending.
Los investigadores estudiaron 3,9 millones de partículas genéticas de más de 270 personas en cuatro poblaciones: Chinos Han, japoneses, tribu Yoruba en Africa y los mormones de Utah quienes rastrean a sus ancestros a la parte norte de Europa.
Richard Potts, director del programa de orígenes humanos en el Museo Nacional del Instituto Smithsonian, dijo que cree que la lógica de los investigadores en cuanto a la rapidez de adaptación al cambio, es plausible.
El nuevo estudio fue patrocinado por el Departamento de Energía, el Instituto Nacional de la Salud Mental, el Instituto Nacional de la Edad, la Fundación Unz, la Universidad de Utah y la Universidad de Wisconsin.
Noticia publicada en Univisión (EEUU)