En Alemania, célebre por sus berlinas, un coche glotón cuando de carburante se trata, una empresa ha inventado una membrana que reduce el peligro de explosión de sus baterías de litio, un hallazgo que podría revolucionar el mundo del automóvil eléctrico.
Durante mucho tiempo se creyó que los coches eléctricos formaban parte de la lista de los fracasos tecnológicos.
Por mucho que los investigadores se tiraban de los pelos no lograban dejar atrás una generación de baterías demasiado pesadas, con escasa autonomía y difíciles de recargar.
Y eso que hace unos años, dieron pasos gigantescos al concebir una nueva familia de baterías más ligeras y potentes. Lo hicieron con la mente puesta en las compañías asiáticas, como Toyota y sus coches híbridos, y en las empresas punteras francesas.
Los alemanes tenían la reputación de ir a la zaga. Ahora las baterías litio-iones de la firma Li-Tec "son un 30% menos voluminosas que las de Toyota" y "permiten rodar tres veces más tiempo por el mismo peso que los modelos franceses", afirma Tim Schafer, directivo de la empresa radicada en Kamenz (en la región de Sajonia, este de Alemania).
Es un paso para hacer coches completamente eléctricos", admite un portavoz de Bosch.
A primera vista no se ve nada espectacular: un bolsillo plateado de forma rectangular y diseño cuidado que su creador enseña orgulloso al presentar su "Separion". En su interior, dos electrodos de litio nadan en electrólisis.
Es el principio de las baterías litio-iones, consideradas a día de hoy como las que ofrecen mejores prestaciones. El único peligro que conllevan, y a tener muy en cuenta, es que pueden estallar en caso de recalentamiento.
Li-Tec, una pequeña empresa de un consorcio del que forman parte el constructor Volkswagen y el fabricante de equipos automovilísticos Bosch, inventó una membrana de cerámica muy flexible que se enrolla como un folio y permite "una mayor estabilidad térmica".
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