Un equipo de matemáticos norteamericanos afirma en un artículo publicado este mes en la revista Physical Review Letters, que una tecnología creada anteriormente, y que se usó para realizar una capa que vuelve invisible lo que rodea, podría ser aplicada también para generar un tipo de túnel invisible que permitiera a los objetos desaparecer al entrar en él, y reaparecer al otro lado.
El professor Allan Greenleaf, de la Universidad de Rochester y co-autor de este estudio, declaró en un comunicado de dicha universidad que si se diseñara un material que se ajustase a las especificaciones matemáticas por ellos definidas, el túnel permitiría que los objetos viajasen de un lado al otro del espacio sin recorrer distancia alguna.
Este túnel electromagnético, explican sus autores, actúa como el agujero de gusano descrito por la física respecto a las ecuaciones de Maxwell, ya que efectivamente modifica la topología del espacio frente a la propagación de las ondas EM, que son las que perturban el campo electromagnético.
La tecnología actual permite crear objetos invisibles sólo a las radiaciones de microondas, pero la teoría matemática desarrollada por estos científicos serviría para que el efecto del agujero de gusano funcionara para todas las frecuencias de ondas electromagnéticas.
Diversas aplicaciones podrían derivarse de este invento, por ejemplo, en cirugía endoscópica (con ayuda de un endoscopio o instrumento en forma de tubo, que contiene una luz y una óptica), en la que la cirugía está guiada por imágenes de resonancia magnética (MRI) y cuyo problema radica en que los intensos campos magnéticos generados por el escáner MRI afectan a las herramientas empleadas en dicha cirugía, que a su vez pueden distorsionar las imágenes.
Con materiales compuestos
Sin embargo, según Greenleaf, si esas mismas herramientas pasaran a través de este túnel electromagnético, quedarían ocultas a los campos, permitiendo que se vieran solamente sus extremos.
Para idear la futura tecnología del agujero de gusano, Greenleaf y sus colaboradores utilizaron matemáticas teóricas con las que diseñaron un dispositivo para guiar las ondas electromagnéticas de forma aprovechable.
El diseño sirvió asimismo para idear las capas de unos materiales compuestos denominados metamateriales, que obtienen propiedades únicas a partir de su estructura y no de su composición, y que serían la base del túnel invisible. Es el orden de los constituyentes de estos metamateriales lo que permite que tengan propiedades físicas distintas a las de dichos constituyentes, y también a las de los materiales formados de manera natural.
Los metamateriales pueden refractar la luz en sus proximidades, ocultando así lo que rodean que, al reflejar luz, se vuelve invisible. De esta misma técnica hablamos ya en un artículo de Tendencias21, en el que explicamos cómo ingenieros estadounidenses habían diseñado un prototipo con forma de cono lleno de minúsculas agujas que permitían a la luz pasar a través de ellas.
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