La investigación Instituto Carnegie, de Washington, muestra cómo las biomoléculas responsables del buen funcionamiento de los linfocitos T, primeros defensores del cuerpo contra invasores hostiles, son neutralizados, permitiendo la propagación del cáncer invasor. El mismo ciclo podría también estar involucrado en enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple.
Los científicos usaron nanosensores moleculares especiales para el trabajo. Emplearon una técnica llamada FRET para monitorizar los niveles de triptófano, uno de los aminoácidos esenciales que necesitan las células humanas para su viabilidad. Los humanos obtenemos el triptófano de alimentos como cereales, legumbres, frutas y carne.
El triptófano es esencial para el crecimiento y el desarrollo normales en los niños y para el balance de nitrógeno en los adultos. Las células T también dependen de él para su respuesta inmunológica. Si no obtienen suficiente triptófano, mueren y dejan indetectadas a las invasoras.
Los científicos observaron las transformaciones químicas que sufre el triptófano a medida que es procesado en células cancerosas humanas vivas y cuando esta sustancia se descompone en las células cancerosas, una enzima forma moléculas llamadas quinureninas, lo que reduce la concentración de triptófano en los tejidos locales y hace que los linfocitos T carezcan de la cantidad suficiente.
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