Las células madre se han convertido en las estrellas mediáticas de la investigación biomédica de los últimos años, ya que en ellas la sociedad, jaleada por los científicos, vislumbra la posibilidad de conseguir un remedio para enfermedades graves e incurables, como el Alzheimer o el Parkinson. Hasta ahora, las células madre se podían ver sólo fuera del cuerpo humano, pero un equipo de investigadores del Instituto Stony Brook, de la Universidad de Nueva York, ha conseguido desarrollar una técnica que permite seguir el rastro de las células madre adultas en el interior del cerebro humano. Esa detección constituye un primer paso para desarrollar estrategias dirigidas a tratar tejido nervioso dañado por una enfermedad neurológica o por un trauma.
La técnica es una variante de la resonancia magnética que gracias a un marcador específico, desarrollado por los científicos estadounidenses, permite ver las células madre en cerebros vivos, según publica hoy la revista Science. Lo más importante de cara a una aplicación terapéutica es que han encontrado células madre en la zona del cerebro en la que se localiza la memoria (hipocampo), que es una de las primeras áreas afectadas en la enfermedad de Alzheimer, durante la falta de oxígeno (como sucede en los ahogamientos) o en inflamaciones cerebrales provocadas por virus. Según los autores, "este hallazgo beneficia a la investigación en células madre, a la neurología y a la psiquiatría y permite el estudio de las neuronas en condiciones normales y patológicas".
El catedrático de fisiología José López Barneo, de la Universidad de Sevilla, resalta el interés del trabajo que publica Science, y añade que podría ser útil para la detección temprana de algunas enfermedades y para predecir cómo será el curso de ese trastorno. Esta hipótesis procede de "estudios recientes que han constatado una relación entre la biología de las células madre en el cerebro y ciertas afecciones. Así, en algunos casos de depresión podría estar comprometida la producción de estas células". Pero, según López Barneo, esta técnica no sería válida para la producción de células madre con fines terapéuticos.
El equipo de este experto también investiga las células madre en el sistema nervioso, y ha sido pionero en su hallazgo fuera del cráneo, concretamente en una región localizada en el cuello (cuerpo carotídeo), un descubrimiento que ha publicado la revista Cell. "Es una región muy accesible, lo que la convierte en una fuente muy buena para obtener células madre para uso terapéutico", asegura.
Más allá del deseo de acumular conocimiento, ¿tienen aplicación estos hallazgos? López Barneo es optimista: "Podrían ser muy útiles para tratar el Parkinson. De hecho, estamos probando el efecto de estas células en ratones con Parkinson, y si los resultados son positivos, podríamos trasladar los experimentos a humanos".
Aunque es difícil transmitir a la opinión pública el alcance real de este tipo de investigaciones, sí existe una buena receptividad, acompañada de la voluntad política –al menos aparentemente– de destinar fondos a la investigación en enfermedades neurodegenerativas. Un ejemplo de esa actitud es la puesta en marcha del Centro de Investigación Biomédica en Red (Ciber) de Enfermedades Neurodegenerativas, del que José López Barneo es su director científico. "Los presupuestos destinados a estas afecciones están creciendo exponencialmente desde hace unos años y así estamos conociendo en profundidad procesos como el Alzheimer, el Parkinson o el Hungtinton. Pero el reto más apasionante es descubrir cómo podemos trasladar todo ese conocimiento a la práctica médica para que se beneficien los enfermos", y establece una comparación muy gráfica: "Nos encontramos en una situación similar a la había hace veinte años con el cáncer".
Ese optimismo no impide a López Barneo destacar que para colocar a España en el puesto que le corresponde por su nivel económico "es necesario aumentar la inversión pública destinada a la investigación. También debe ser mayor el compromiso de la iniciativa privada que, de momento, procede de algunas fundaciones privadas y asociadas a cajas de ahorros, empresas de capital riesgo. Tímidamente comienza a surgir un ambiente empresarial y de inversiones privadas en ciencia que es interesante".
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