Un equipo internacional ha conseguido reproducir en el sistema más pequeño que existe, una molécula de hidrógeno, el experimento que sentó las bases de la teoría ondulatoria de la luz o de Thomas Young.
Así lo indicó Ricardo Díez Muiño, uno de los autores de la interpretación del experimento, quien explicó que el objetivo del trabajo era realizar un experimento similar al de Young -que data de principios del siglo XIX-, pero con electrones, en lugar de luz.
El trabajo, que publica mañana la revista "Science", se ha realizado en una molécula de hidrógeno -compuesta por dos protones y electrones- mediante luz generada en el gran acelerador sincrotrón del Lawrence Berkeley National Laboratory, situado en California.
Según el científico, del Centro de Física de Materiales del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el experimento ilustra la transición entre el mundo clásico y el atómico o cuántico, y pretende desvelar "uno de los grandes misterios de la física cuántica": el hecho de que los electrones -que son partículas y no ondas- puedan tener un comportamiento ondulatorio.
El físico británico Thomas Young fue el primero en estudiar sistemáticamente los efectos ópticos de la luz al atravesar, por ejemplo, las rendijas de una persiana, y comprobar que, en tamaños más pequeños, los planos atómicos pueden crear interferencias en la transmisión de rayos X.
Este hecho aporta información sobre la estructura íntima de los materiales y constituye el fundamento de técnicas experimentales como la difracción por rayos X, gracias a la cual se pudo, por ejemplo, conocer la estructura de doble hélice del ADN.
En esta ocasión, los científicos, que emplearon los núcleos de la molécula de hidrógeno como "rendijas emisoras", arrancaron los dos electrones de la molécula de hidrógeno, de forma que los dos protones de la molécula jugaron el papel de dos "agujeros", separados por una distancia de aproximadamente 10 mil millonésimas de metro.
Durante su viaje dentro del laboratorio hasta el detector de recepción, los dos electrones presentaron un patrón de interferencia, tal y como si se tratara de ondas y no de partículas.
Según Díez, el análisis de estos patrones permite profundizar en los "sutiles mecanismos" de transición entre la física clásica y la cuántica, y comprender mejor la relación cuántica entre un número pequeño de electrones, la base de "sofisticados" conceptos como la criptografía cuántica o el desarrollo futuro de la computación cuántica
Noticia publicada en El Universal (México)