Investigadores del Centro Médico Tufts-New England en Boston (Estados Unidos) han descubierto que la rapidez con la que unos receptores clave se activan en las células de los vasos sanguíneos determina si una persona sobrevive o muere ante una sepsis. Su trabajo, que podría dar lugar al desarrollo de nuevos tratamientos para estos trastornos a veces letales, se publica en la edición digital de la revista Nature Immunology.
La sepsis, respuesta inmune ante las infecciones de la sangre que puede poner en peligro la vida del paciente, conduce a la pérdida del funcionamiento de los vasos sanguíneos, lo que da lugar a un choque y a un fallo multiorgánico.
Los investigadores examinaron si la inhibición o activación de un receptor llamado PAR1 podía limitar la gravedad de la sepsis. Los individuos de un modelo experimental al que se inyectó una bacteria directamente al flujo sanguíneo desarrollaron sepsis y murieron, sin embargo, estaban protegidos si se les proporcionaba un inhibidor de PAR1 en las siguientes cuatro horas a la inoculación.
La sorpresa para los científicos fue que si PAR1 era inhibido, más tarde la activación de PAR1 protegía del choque tóxico. Los autores muestran que esta activación tardía de PAR1 induce la activación de otro receptor PAR. Esto establece un efecto protector al capacitar a las células que cubren el vaso sanguíneo para que se mantengan estrechamente unidas y eviten la expansión de la acumulación de líquidos y la coagulación sanguínea intravascular que acompañan al choque.
Estos descubrimientos podrían conducir a terapias eficaces para los pacientes con sepsis y otras respuestas inflamatorias sistémicas.
Noticia publicada en AZ Prensa (España)