Ver la Tierra desde lejos y experimentar la ausencia de gravedad. Son las dos cosas que la gente más envidia de los astronautas, y gracias a los viajes suborbitales en cuestión de meses saldrá del coto cerrado de las excursiones a la Estación Espacial Internacional. Los de Virgin Galactic empezarán a principios de 2009, y ya se comercializan en España por medio de la agencia de viajes exclusivos Bru & Bru.
El primero en ir al espacio será el propio dueño de Virgin, Richard Branson, junto a su familia. A continuación subirán, en grupos de seis, los 100 pasajeros "fundadores", aquellos que han pagado por adelantado los 140.000 euros que cuesta el viaje, y que ayudarán a financiar los 35-53 millones invertidos por Virgin antes del estreno de la línea regular.
Después irán subiendo según la cantidad que hayan adelantado, siempre por encima de un mínimo de 14.000 euros; entre ellos Ana Bru, directora de Bru & Bru, que está ansiosa por subir a 110 kilómetros de altura, más allá de la atmósfera, pero por debajo de la zona orbital. Allí la aceleración de la subida se compensa con la gravedad y los pasajeros experimentarán la sensación de ingravidez en el interior de la SpaceShip2, que está construyéndose en el desierto de Mojave (California), donde también tiene su sede el espaciopuerto de Virgin.
El objetivo es empezar con un vuelo semanal e ir subiendo el ritmo hasta dos vuelos diarios. En 2010 está previsto que se culmine el primer aeropuerto espacial comercial del mundo, en Nuevo México (EE UU), basado en un proyecto de Norman Foster. Una de las terminales será propiedad de Virgin.
¿Habrá vuelos suborbitales de bajo coste? Carolyn Wincer, directora comercial de Virgin Galactic, aventura que en cierto modo sí. "En 15 o 20 años costará unos 21.000 euros", apuntó ayer en la presentación de los vuelos. Eso será posible por la competencia, el abaratamiento de la tecnología y porque estas naves no se estropean prácticamente con el uso, a diferencia de las que llegan más alto; hasta el 98% del material se puede reutilizar de vuelo en vuelo, y su vida útil es similar a la de un avión comercial, 20 o 30 años.
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