Respirar aire contaminado tiene consecuencias inmediatas sobre las arterias. Una investigación estadounidense indaga en los mecanismos por los que los gases de combustión del diésel afectan a la salud cardiovascular.
"Teniendo en cuenta el indudable beneficio del ejercicio habitual, (...) el balance de riesgos y beneficios puede optimizarse si la gente hace deporte lejos del tráfico, siempre que sea posible", aconseja el editorial de "The New England Journal of Medicine" a raíz de la investigación que recoge la revista médica.
"Este estudio puede profundizar en los mecanismos responsables de la asociación entre la exposición temporal a elevados niveles de contaminación ambiental y la aparición de eventos cardiovasculares agudos [infarto, angina...]", concluye el editorialista, el cardiólogo Murray A. Mittleman.
El nuevo trabajo ha analizado a 20 pacientes coronarios mientras pedaleaban en dos tipos de cámaras: una estancia con aire filtrado o bien con aire contaminado, en unas concentraciones de combustión diésel como las que se producen en una carretera urbana, según los autores.
Tan sólo una hora en esas condiciones (30 minutos pedaleando y los demás en reposo) "exacerba la isquemia miocárdica inducida por el ejercicio [un fenómeno asintomático que se produce con un esfuerzo intenso en pacientes con cardiopatías] y daña la capacidad fibrinolítica endógena [la capacidad del propio organismo para producir sustancias que entorpecen la formación de trombos]", explican los investigadores, procedentes de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) y de la Universidad Umeå (Suecia).
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