El explorador orbital Kaguya, llamado así por decisión popular en honor de una princesa selenita de un cuento infantil y también conocido por SELENE (del inglés Selenological and Engineering Explorer), tiene previsto su lanzamiento este jueves 13.
El objetivo del satélite japonés es recopilar durante un año información sobre la influencia solar sobre la Luna, así como su origen y composición.
Según el director del proyecto de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA, en inglés), Yoshisada Takizawa, el Kaguya marca "el inicio de una nueva era de exploración lunar en el siglo XXI".
La investigación sobre el satélite terrestre vivió su auge durante la carrera espacial en las décadas de los 60 y 70, cuando EEUU y la URSS invirtieron ingentes cantidades de dinero con el objetivo de ser los primeros en mandar un ser humano a la Luna.
Desde JAXA se asegura que tras las misiones estadounidenses del Programa Apolo (1963-1972), referente de los viajes tripulados al espacio y responsable del único paseo lunar de un astronauta, no se ha puesto en marcha un proyecto tan ambicioso sobre ese astro.
Takizawa puntualizó además que durante esos años "el objetivo no era estudiar el astro sino llevar a un hombre a la Luna, por lo que los datos no iban dirigidos a comprender el satélite o eran insuficientes para realizar una investigación seria sobre su origen y evolución".
No obstante, entre el Apolo y el Kaguya han seguido enviándose misiones a la Luna, como los exploradores orbitales Clementine en 1994 y el Lunar Prospector en 1998, aunque habrá que esperar para un nuevo alunizaje: el último se remonta al efectuado por el vehículo espacial soviético LUNA 24 en 1976.
A pesar de que durante los últimos años Marte ha acaparado gran parte de la atención científica y mediática, a la Luna siempre se le ha mirado de reojo ante las posibilidades que presenta para el futuro del ser humano.
El Kaguya realizará una observación completa de la superficie lunar para averiguar su composición mineral, su estructura y geografía, así como su campo gravitatorio y los vestigios de su campo magnético, para lo que dispondrá de dos pequeños satélites que trazarán órbitas distintas alrededor del astro.
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