El área de astronomía de la Universidad de Sonora informó que la noche del 31 de agosto y en especial al amanecer del sábado primero de septiembre, en el cielo podrían observarse meteoritos brillantes en la tradicional lluvia de estrellas de la denominada constelación Auriga, que este año podría presentar el singular estallido de uno de esos cuerpos al chocar con la atmósfera terrestre.
Este fenómeno astronómico que se observan cada año, será de menor intensidad que anteriores lluvias de estrellas, pero podrá ser bien apreciado en sitios alejados de la ciudad de México.
A esta concentración de meteoritos se le conoce como aurigidas, ya que parecen proceder de la constelación de Auriga (también conocida como de El Cochero).
Esta lluvia, que se presenta anualmente, no es significativa y es considerada menor, en comparación con otras, como la de las Perseidas, ocurrida el pasado 12 de agosto, o la de las Orionidas, que ocurrirá el próximo 20 de octubre.
Sin embargo, este año es especial su observación, según el análisis de los especialistas en lluvias meteóricas Peter Jenniskens, del Centro Carl Sagan del Instituto SETI, y Jérémie Vaubaillon, de Caltech, y Esko Lyytinen, de Finlandia, quienes han analizado el origen de esta lluvia y ocasionales estallidos ocurridos en años pasados.
Por principio, las aurigidas están asociadas con el cometa Kiess (C/1911 N1), observado en septiembre de 1911, el cual tiene una órbita muy excéntrica que lo lleva a retornar a las cercanías del Sol cada 2000 años. Por lo tanto, este cometa será visible de nuevo hasta el año 3911.
Se estima que también fue observado en su paso en el año 82 a.C. Sin embargo, es bien sabido que los cometas van dejando una nube de partículas de polvo en toda su trayectoria orbital, producto del desgaste en sus aproximaciones al Sol. Tal nube tiene diferentes niveles de densidad de acuerdo con la actividad del cometa en su trayecto.
Cuando una de estas nubes de mayor densidad se encuentra con el campo de la Tierra, se produce un “estallido” de meteoritos, lo que eleva en mucho el promedio anual de visibilidad de los mismos.
El primer estallido de este tipo se registró en 1935, con una moderada cantidad de meteoritos visibles por sorpresa la noche del 31 de agosto de ese año. El segundo estallido sorpresivo ocurrió el primero de septiembre de 1986 con un promedio de un meteorito cada uno o dos minutos.
El tercero se dio el primero de septiembre de 1994. Jenniskens y sus colegas han calculado que el siguiente estallido podría ocurrir al amanecer del sábado primero de septiembre. Inclusive, han estimado que el suceso podría darse a las 4:37 horas, tiempo de Sonora (6:37 tiempo del centro de México; 11:37 UTC).
La hora del encuentro de nuestro planeta con esa nube de meteoros, favorece especialmente su visibilidad desde la costa occidental de Estados Unidos, Baja California, Sonora y Baja California Sur.
Noticia completa en La Jornada (México)