El simbólico acto realizado la semana pasada por marineros rusos, que plantaron una bandera de su país en las profundidades del océano Ártico junto al Polo Norte, ha desatado una tormenta en Canadá.
A pesar de que las regiones árticas representan miles de kilómetros cuadrados de su territorio, el país ha vivido de espaldas a sus regiones septentrionales hasta el punto de que Canadá no cuenta con los medios técnicos para repetir la acción rusa, que ha pillado desprevenidos a la mayoría de los canadienses.
Así que el primer ministro canadiense, Stephen Harper, se ha tenido que limitar a pasar los dos últimos días en las provincias de Nunavut y los Territorios del Noroeste, en el extremo norte del país, para reforzar la soberanía canadiense de las regiones árticas.
Y el Ejército canadiense, junto con la Policía Montada y el servicio de Guardacostas desarrollará en la región a partir de hoy y hasta el próximo 17 de agosto una operación llamada "Nanook 07" con el mismo objetivo.
La teniente Diane Grover, portavoz de las Fuerzas Armadas canadienses en Iqaluit (la capital de Nunavut) señaló a Efe que "Nanook 07" consistirá en dos ejercicios, "uno para interceptar la entrada de drogas y el segundo para responder a un desastre medioambiental", en los que participarán 600 personas así como un submarino, aviones de combate, helicópteros, aviones de vigilancia, una fragata y unidades del servicio de Guardacostas.
Pero Grover también dijo que el objetivo final de la operación -que fue planificada el año pasado- "es reafirmar la soberanía canadiense" en la región.
Rusia no es el único país con el que Canadá teme un enfrentamiento por el Ártico y sus prometedores recursos naturales.
Desde hace años, Ottawa ha estado preocupada por lo que pueda suceder en el futuro en su patio trasero, especialmente desde que los científicos han constatado que los efectos del cambio climático son más acentuados en los polos.
El ejército canadiense ha mostrado su preocupación a que el aumento global de las temperaturas provoque la apertura del llamado "paso del noroeste", un brazo de mar que conecta el Atlántico con el Pacífico y que permanece helado todo el año.
Canadá considera ese mar helado una extensión de su territorio pero Estados Unidos, Europa y otros países lo catalogan como aguas internacionales por las que puede navegar cualquier embarcación. Desde hace años, EEUU y Canadá mantienen una tensa lucha por la presencia de submarinos atómicos estadounidenses en esas aguas.
El año pasado, el ministro de Asuntos Exteriores canadiense, Peter MacKay, discutió con la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, la soberanía canadiense sobre el pasaje pero sin mayores resultados.
Canadá también mantiene una disputa "ártica" con Dinamarca por la posesión de la isla Hans, un pequeño islote situado entre la isla canadiense de Ellesmere y Groenlandia a unos 1.100 kilómetros al sur del Polo Norte.
En el 2005 Canadá y Dinamarca mantuvieron una tensa disputa diplomática sobre la isla Hans y acordaron iniciar negociaciones para resolver el problema, pero la situación no ha avanzado desde entonces.
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