El periplo que cotidianamente padecen las personas invidentes para trasladarse de un lugar a otro será atenuado con la invención de un peculiar bastón que cuenta con dispositivos especiales para detectar banquetas y obstáculos. Esta innovación fue desarrollada por Esteban Solís González, Edgar Cortés Martínez y Damián González Paz, estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Este invento ayuda a los invidentes a desplazarse fácilmente en espacios cerrados, calles y transporte público gracias a un sistema electrónico con tres sensores que emiten sonidos específicos cuando hay personas, objetos o baches a un metro de distancia.
"Íbamos en el Metro, cuando un pasajero invidente sin querer le pegó a una persona con su bastón. Teníamos que hacer un trabajo para la escuela y se nos ocurrió hacer algo para que estas personas puedan saber con anticipación lo que tienen cerca y evitar accidentes", recuerda Edgar Cortés Martínez.
"Los sensores son la esencia del proyecto, pues se convierten en el entorno que el usuario no puede ver y lo alertan de un posible peligro enfrente o a ambos lados."
Aplicación social
Los sensores que se adaptaron al bastón para invidentes se utilizan en las industrias para detectar el nivel de líquidos en los envases de refrescos y en el conteo de productos de maquila. Pero en este caso lo novedoso es su aplicación social.
El bastón para invidentes se puede doblar en cuatro partes y contiene un mecanismo electrónico cuya sensibilidad varía con la cantidad de luz, reduciendo la señal emitida cuando hay luz natural y aumentándola en sitios cerrados con luz artificial, lo que ahorra energía y da un mejor servicio.
Esta innovación para los invidentes utiliza una batería de nueve voltios de bajo costo (equivalente a tres pilas AA), con una duración de entre tres y siete días, dependiendo del uso.
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