El concepto que los televidentes tienen hoy de la televisión cambiará cuando las operadoras de TV en el mundo adopten el formato digital y abandonen el analógico.
La transformación será tan radical que el televisor se convertirá en un computador: el usuario interactuará con este como si estuviera navegando por la Internet. Una familia podrá reservar, a través del televisor, una habitación de un hotel o participar en una encuesta o concurso utilizando únicamente el control remoto.
Los televidentes sabrán qué farmacias están de turno; accederán a información sobre los vuelos del aeropuerto y el estado del tránsito. A este servicio se suma otro: la guía de programación electrónica.
Esta permitirá conocer, a cada momento, qué programas están disponibles y cuáles serán proyectados a continuación.
Incluso, será factible conocer detalles sobre el siguiente programa (actores, tiempo de duración y otros) y buscar programas por géneros, por ejemplo, policiales, románticos, de acción.
Estas posibilidades contribuirán a que la televisión se ajuste a las preferencias de cada usuario.
Con estas guías, las familias estarán en capacidad de elegir el idioma de la película, activar subtítulos y desactivarlos tal como ocurre con el DVD, pero en el televisor.
Tania Pérez, ingeniera en telecomunicaciones, dice que para adoptar la TV digital, los países tienen que elegir entre tres estándares: el estadounidense (ATSC), el europeo (DVB) y japonés (ISDB).
Este último fue implementado por Brasil, pero adecuado a sus requerimientos, por eso, lo llaman el estándar nipobrasileño.
El estándar de EE.UU. apuntó al desarrollo de la televisión de alta definición (HDTV), el europeo a los multiprogramas, más canales en un mismo ancho de banda, y el japonés a la televisión móvil.
A pesar de las diferencias, los tres apuntan a convertir a la televisión en un centro multimedia orientado a proporcionar servicios a los televidentes.
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