Gayandhi De Silva y sus colegas del Very Large Telescopio (VLT) en el Observatorio Austral Europeo utilizaron el espectrógrafo ultravioleta y visual Echelle (UVES) del instrumento para examinar tres cúmulos estelares abiertos en nuestra Vía Láctea.
Los cúmulos abiertos son grupos unidos gravitacionalmente sueltos que contienen hasta unos cuantos miles de estrellas individuales. Estos cúmulos se formaron del colapso de una gigantesca nube molecular de gas y pueden alcanzar edades de más de 10 mil millones de años.
“Los cúmulos abiertos son objetos invaluables para el rastreo de la formación y la evolución del disco de nuestra galaxia”, dijo De Silva. “Los cúmulos más antiguos tienen pistas sobre la historia de la formación del disco galáctico”.
Asunto de familia
Nuestro Sol nació en un cúmulo abierto hace unos 4"6 mil millones de años, creciendo junto a sus estrellas hermanas como las uvas en una vid, dicen los teóricos. Los meteoritos contienen evidencias de esta cercana compañía en el sentido de que contienen restos de la descomposición radioactiva del isótopo Hierro-60, el cual sólo se produce cuando una gran estrella estalla en una supernova.
La información del VLT obtenida por De Silva ha confirmado ahora que las estrellas en cada cúmulo abierto tienen su propio y distintivo “sabor”.
“El resultado principal fue que las estrellas miembro de cada cúmulo compartían la misma composición química. Se espera tal homogeneidad química si todas las estrellas se forman juntas en la misma nube de gas anfitriona”, dijo De Silva.
Este parecido químico entre las estrellas constituyentes de cúmulos indica que la nube de gas original desde la que se formaron las estrellas se encontraba bien mezclada antes de la formación de estrellas. “Más aún, implica que cualquier efecto de la polución química es insignificante y que se preserva la química natal de las estrellas”, contó De Silva a SPACE.com.
La preservación de la identidad química podría permitir un día la identificación de las hermanas errantes del Sol. Estas estrellas perdieron el contacto con la nuestra hace miles de millones de años cuando nuestro inestable cúmulo abierto se dispersó, pero estas estrellas no pueden ocultar sus raíces.
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