Tras quince años de esfuerzos, un equipo de físicos del
Laboratoire Kastler-Brossel de la
École Normale Supérieure de París ha conseguido una auténtica proeza: medir el estado de un
fotón, o partícula cuántica de la luz, sin destruirlo.
Uno de los artífices de este logro científico, el profesor Serge Haroche, de dicha escuela, explicó el pasado 10 de mayo en la Fondation Del Duca, del Insitut de France, cómo él y sus colaboradores, Jean-Michel Raimond y Michel Brune, entre otros, manipularon y controlaron un solo átomo y fotones individuales que interactuaron en una cavidad, que consistía en una caja formada por paredes altamente reflectantes.
Los sistemas cuánticos microscópicos tienen la característica de “saltar” de un estado cuántico a otro de una forma que aún no ha sido del todo comprendida por su rareza y aparente falta de lógica. Los físicos, sin embargo, habían conseguido hasta el momento detectar los saltos cuánticos de átomos, electrones, iones (átomos o moléculas cargados eléctricamente) y otras partículas, pero no habían podido “ver” los fotones, que normalmente son destruidos cuando llegan a ser detectados.
Ahora, gracias a una elaborada técnica, descrita en la revista Nature, un único fotón ha podido ser atrapado dentro de una cavidad superconductora para observar, en tiempo real, su nacimiento, su vida y su muerte durante un intervalo de tiempo de segundos.
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