Un estudio de la Universidad de Alicante (UA) realizado en aguas de Chipre, Túnez, Francia y España constata por primera vez científicamente que la regresión de las praderas de posidonia oceánica en el Mediterráneo obedece exclusivamente al impacto de la actividad humana y no al cambio climático.
La novedosa investigación de los biólogos de Ciencias del Mar y Biología Aplicada de la UA Just Bayle, Pablo Sánchez Jérez, José Miguel González Correa y Carlos Valle sobre la posidonia, especie endémica del Mediterráneo y protegida por la UE, acaba de ser publicada en la revista más prestigiosa del mundo en este área, el "Marine Ecology Progress Series".
Se han analizado praderas de posidonia en dos puntos de Chipre, de la isla de Zembra (Túnez), de Carry-le-Rouet, reserva cerca de Marsella (Francia) y del Cabo Blanco (Mallorca), Gata (Almería) e Isla de Tabarca (Alicante), y han comprobado que en todas estas zonas, alejadas de la acción del hombre, se mantienen saludables e, incluso, se extienden.
Los biólogos de la UA han observado que el tallo de la posidonia de estos lugares crece más de 80 milímetros y presenta hasta cinco nuevas ramas al año, mientras que en praderas "impactadas" por el hombre sólo aumentan unos 20 milímetros y tienen una única rama más.
Por ello, el estudio apunta que la causa de que hayan desaparecido cerca del 40% de las praderas de posidonia oceánica en todo el Mediterráneo a lo largo del último medio siglo se encuentra solamente en el hombre.
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