Las plantas son capaces de detectar el grado de salinidad del suelo y defenderse de ella, un descubrimiento que podría, por ejemplo, traducirse en la creación de un césped transgénico que se podría regar con agua salada.
Según un trabajo dirigido por el español Armand Albert, que publica mañana la revista "Molecular Cell", las plantas son capaces de desarrollar mecanismos de defensa contra las agresiones externas como el exceso de sal, la sequedad o la falta de nutrientes en el suelo.
Albert, investigador del Instituto de Química Física Rocasolano del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y su equipo entienden que su hallazgo permitiría, por ejemplo, utilizar agua salada para regar los campos de golf en zonas con escasez de agua dulce.
Las plantas detectan y se defienden de los estímulos externos mediante un mecanismo molecular, en el que actúan las proteínas quinasas y fosfatasas, que se organizan para percibir los estímulos ambientales y transformarlos en una señal química que es la que desencadena la respuesta visible.
El exceso de sodio en el suelo es tóxico para las plantas y desajusta el equilibrio entre las distintas sales necesarias para un crecimiento normal y en situaciones de estrés salino deben mantener bajas las concentraciones intracelulares de sodio.
Para lograrlo, la quinasa y la fosfatasa ponen en marcha un transportador en la membrana celular que bombea el exceso de sodio fuera de la célula, restableciendo así el equilibrio salino de la planta.
Su descubrimiento radica, básicamente, en el conocimiento de la estructura atómica de las proteínas y la identificación de los determinantes moleculares que afectan al proceso.
Gracias a su hallazgo será más fácil realizar una búsqueda sistemática de especies naturales que presenten alteraciones en estas proteínas, o bien preparar modelos vegetales transgénicos que sean hiper resistentes a la sal.
Noticia publicada en El Imparcial (México)