Sir Frederick William Herschel (1738-1822), que empezó su carrera como compositor pero pasó a las matemáticas y de ahí a la astronomía, se hizo célebre por descubrir, en 1781, al remoto Urano. Pero si un estudioso del tema tiene razón, el astrónomo también habría sido el primero en observar sus anillos.
Éstos últimos no son tan famosos o brillantes como los de Saturno, pero Urano ha resultado ser un cuerpo complejo: tiene una docena de anillos muy tenues y delgados, y a la fecha se le conocen 27 lunas; en nuestro Sistema Solar sólo Júpiter y Saturno tienen más satélites, con 63 y 33, respectivamente.
El punto tiene interés histórico, pero también posibles implicaciones respecto a la dinámica de los anillos planetarios en el Sistema Solar.
Esta semana, se realiza en el Reino Unido, más concretamente en la ciudad de Preston, el Encuentro Nacional de Astronomía.
Ahí presentó su hipótesis el doctor Stuart Eves, de la empresa Surrey Satellite Technology, brazo comercial del Centro Espacial de Surrey en la universidad homónima.
La versión oficial del descubrimiento de los anillos de Urano dice que éstos fueron captados por primera vez durante un experimento de ocultación en 1977.
Un equipo que volaba en el Observatorio Volante Kuiper, y otro instalado en el Observatorio Perth, de Australia, se coordinaron para captar el tránsito de Urano frente a la estrella SAO 158687. Mientras miraban, la estrella pareció parpadear en varias ocasiones. Y la razón es que el sistema de anillos del planeta bloqueó tenuemente la luz de la lejana estrella.
Pero el doctor Eves está convencido de que la primera observación de uno de los anillos, el llamado épsilon, fue hecha por el descubridor, sir William Herschel.
Hay documentación de ello. En diciembre de 1797 Herschel, a la sazón astrónomo real, presentó ante la augusta Royal Society un reporte en el que describió un posible anillo alrededor del planeta. De ser así, lo habría avistado 180 años antes que el descubrimiento oficial.
Pero después de ese reporte, Herschel, un consumado fabricante de telescopios (construyó más de 400 a lo largo de su vida), nunca pudo confirmar lo que había visto. Astrónomos de toda Europa intentaron captar lo que él había sugerido, también sin éxito.
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