En 1870, obreros que hacían voladuras en una cantera para extraer piedra descubrieron tocones fosilizados de Gilboa, cerca de Nueva York. Se trataba de restos del bosque más antiguo de la Tierra que llevaron a los científicos a preguntarse cómo sería el verdadero aspecto de aquellos árboles. Ahora, expertos estadounidenses y británicos han desvelado el misterio.
El bosque de Gilboa surgió en el Devónico, una época en la que "no había animales voladores, ni reptiles ni anfibios", explica Ed Landing, del Museo del Estado de Nueva York y uno de los autores de la investigación. El Devónico se conoce como la "edad de los peces". En esa época las plantas habían conquistado la tierra. Los dinosaurios no aparecerían hasta 155 millones de años después.
El enigma de la apariencia de los árboles de Gilboa empezó a resolverse en junio de 2004 en otra cantera. En esta explotación, paleontólogos del Museo de Nueva York encontraron dos fósiles con los que completar el retrato del árbol más antiguo de la historia. El primer fósil correspondía a la copa de la planta y un tronco de dos metros. El segundo era un gran tronco de más de seis metros de largo que carecía de copa y de parte inferior. Las características del árbol permitieron a Christopher Berry, paleobotánico de la Universidad de Cardiff (Gales), identificarlo como un miembro del género "wattieza", plantas con apariencia de helechos.
Sin hojas
Una vez recuperados los nuevos fósiles, los investigadores comprobaron que encajaban perfectamente con los tocones de Gilboa, una planta de una altura aproximada de ocho metros, sin hojas y que se reproducía por esporas. "La información que hemos obtenido es crucial para entender cómo los bosques dominaron la tierra firme en aquella época y han modelado los ecosistemas terrestres hasta la actualidad", señala William Stein, paleobotánico de la Universidad de Binghamton (EE.UU.) y autor principal del trabajo.
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