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Los astrónomos señalan a Europa, Ganímedes y Titán como los satélites de los planetas más parecidos a la Tierra. La NASA planea nuevas misiones que para buscar información allí.
Ahora –junto con la posibilidad todavía no descartada de encontrar microorganismos en Marte– se enfoca la búsqueda hacia las lunas de Júpiter y Saturno, mucho más parecidas a nuestro planeta que esos gigantes gaseosos.
Opciones. En primer lugar está Europa, uno de los satélites de Júpiter descubierto hace casi 400 años por Galileo Galilei. ¿Qué tiene este satélite de notable como para que exista la vida tan lejos del calor del Sol, donde la temperatura es de 130º bajo cero?
“Lo prometedor es que Europa esconde debajo de su gélida superficie, que es una corteza de hielo, un océano con sales y materia orgánica; un muy buen escenario para la vida”, respondió Mariano Ribas, coordinador del Área de Astronomía del Planetario de la Ciudad. Semejante océano en un cuerpo celeste se formó debido a que el núcleo de Europa es muy caliente y derritió el hielo. Así, quedó una Luna de tres capas: núcleo caliente, océano líquido y hielo en superficie.
Ahí nomás en chances de albergar vida le sigue Ganímedes, otro de los satélites galileanos de Júpiter. Es un poco más grande que Europa y también tiene una superficie con abundante oxígeno. Aún poco investigada, se cree que también posee un océano con agua; literalmente, el caldo de cultivo necesario para la vida.
Por último aparece Titán, que mira de cerca los anillos de Saturno. “Es una linda candidata. Es la Luna más grande, con una atmósfera muy gruesa en la que el nitrógeno y el metano producen reacciones moleculares complejas”, dijo Ribas. “El problema –aclaró– son los 180º bajo cero. Pero se especula que bajo tierra, con temperaturas más altas, podría ser un nicho”.