La industria farmacéutica al igual que cualquier sector económico tiene como función ganar dinero y responsabilizarse por obtener dividendos para sus propietarios y accionistas, la industria farmacéutica no es una beneficencia aunque muchas empresas del sector efectivamente realizan obras en beneficio de grupos necesitados no siendo su función principal. Mas las empresas farmacéuticas sólo pueden ganar dinero si satisfacen una necesidad humana, si no fuese así, simplemente no existirían y nadie podría disponer de medicamentos ni tratamientos médicos efectivos. Mientras más necesidades satisfacen las empresas que comercian medicamentos es lógico que obtendrán mayores ganancias, las ganancias son una forma de medir la eficacia de una empresa para satisfacer las necesidades de otros. Muy importante precisamente en el sector económico que genera los tratamientos de los que dependen las vidas de millones de personas.
El costo de los medicamentos no solo cubre los costos de fabricación, la promoción entre quienes los administrarán y la utilidad de los accionistas, los precios finales de los medicamentos incluyen un margen que luego será reinvertido en investigación y desarrollo, sin este margen no es posible la innovación, la investigación básica y la aplicada, sin este margen tampoco sería posible contratar a especialistas e investigadores, pues sin inversión en I+D sólo basta seguir produciendo mecánicamente los medicamentos ya conocidos y no investigar nuevas soluciones. Habrá quien lo haga así pero nunca abarcará de esta manera un gran mercado ni se mantendrá en él por mucho tiempo.
Por otra parte, el sistema de precios de mercado (o también llamado "precios libres") de medicamentos es una forma natural y eficaz de colocar capitales en donde las sociedades humanas más los necesitan. Si un determinado medicamento tiene un alto precio es porque su valoración por las personas es alta, siendo así, un competidor puede tomar nota de ello y entrar al mercado produciendo una solución similar o mejor a un precio más bajo. Los precios, alinformar sobre las valoraciones de millones de personas sobre los productos, informan a los agentes económicossobre las necesidadesde producción y el consiguiente destino de capital para ello.Tan eficientemente funciona el sistema de libre mercado que medicamentos de los que todos nos beneficiamos hoy, hace 100 años no eran accesibles sino sólo a las más acaudaladas aristocracias o ni siquiera existían. Entonces, ha sido gracias al capitalismo de libre mercado que el mundo ha experimentado -aunque con altibajos- desde el siglo XVIII y sobretodo durante el siglo XIX, un crecimiento de la expectativa de vida en todo el mundo, siendo más evidente esta mejora en naciones donde se ha dejado al mercado operar y se ha limitado la intervención del Estado.
El Estado, una maquinaria de uso arbitrario de la fuerza, no ha favorecido la salud pública, ni la educación ni cualquier otro servicio, es que simplemente no puede, porque el Estado no obedece a los incentivos de mercado (libre intercambio) sino a incentivos perversos de grupos organizados que toman los recursos de grupos menos organizados vía impuestos. El Estado no puede generar conocimientos ni capital sólo puede obtenerlos a la fuerza mediante impuestos y confiscaciones.
Sin detenerse a ejercer un sano escepticismo se ha afirmado que el Estado y sus regulaciones protegen a los ciudadanos de una "indiscriminada" o "fraudulenta" colocación de productos farmacéuticos en el mercado. Nada más falso, el Estado en la práctica hace más costoso el desarrollo de medicamentos al imponer regulaciones que hacen que medicamentos necesarios no salgan al mercado porque estos son contraproducentes para la salud de personas con ciertas dolencias. Así, literalmente, sacos enteros de dinero se van a la basura cada año debido a inversiones que el Estado ha frenado vía regulación. Que no nos extrañe entonces que los medicamentos sean costosos debido no solo a la alta inversión en investigación que luego debe ser recuperada, sino también a las regulaciones estatales que hacen lenta o impiden la colocación de medicamentos en el mercado, causando de esta forma un perjuicio a las empresas que recuperan las pérdidas elevando el precio de medicamentos ya comercializados, sin hablar de las millares de personas que fallecen tempranamente por falta de medicamentos. a bajo costo.
¿Cómo proteger a enfermos que al usar un medicamento empeoran porque éste causa efectos secundarios permanentes o fatales debido a otra enfermedad? pues haciendo responsable a la firma farmacéutica por daños y perjuicios si se prueba negligencia en la producción del medicamento, mas debe tomarse en cuenta que no es posible considerar todas las posibles variables involucradas en la efectividad de una sustancia dada ni conocer todas las posibles ramificaciones de la acción de un tratamiento suministrado. Y sólo será posible mejorar los tratamientos con nuevas inversiones en investigación.
Se trata de reemplazar el principio de precaución por el de responsabilidad, al menos visto desde el punto de vista jurídico, pues nadiedebe serculpable hasta que se demuestre lo contrario, en cambio, una regulación estatal sobre la producción de medicamentos, penaliza de antemano al productor (lo hace culpable de antemano "hasta probar lo contrario"), encarece los costos de producción y hace que los medicamentos no estén disponibles o lo estén a coste muy elevado. Desde luego, las firmas farmacéuticas ya han ido estableciendo protocolos para producir medicamentos que causen menos efectos secundarios y menos fatalidades, es que obviamente el negocio farmacéutico sólo puede existir si los medicamentos son efectivos, pues no tiene sentido matar al paciente ni mantenerlo enfermo, sin hablar de la mala publicidad y pérdidas monetarias que ambas cosas generan.
Desde luego no todas las empresas juegan limpio, algunas se han valido del poder del Estado para limitar la competencia creando regulaciones para evitar nuevos jugadores, algunos lobbies empresariales han favorecido el proteccionismo mediante aranceles y otros mecanismos de encarecimiento artificial de productos de la competencia foránea. Es que las regulaciones, al igual que los impuestos sobre la renta, son fácilmente sobrepasados o evadidos por empresas con conexiones políticas marginando a las que carecen de ellos y en definitiva juegan limpio. Desde luego, sin Estado o con un gobierno limitado estos lobbies empresariales no podrían lograr esos privilegios y estarían obligados a jugar limpio.Y es en definitiva, hacia allá donde deberían ir nuestros ataques, hacia un Estado prebendista que estorba a los emprendedores no conectados y privilegia a quienes mantienen negocios y contactos con el Estado.
Probablemente los estados generan más muertes evitables debido a los impuestos y regulaciones que todas las guerras del siglo pasado, por cierto, las guerras son otro "producto" ofrecido por los estados y sus burocracias.