Decía el Nobel de Economía, Milton Friedman, que el cheque escolar se antojaba como única solución para acabar con uno de los últimos reductos del intervencionismo por parte del Estado, que no es otro que el de la enseñanza. Añadía que se había convertido en un tabú intelectual, en una de esas propuestas silenciadas que se perfila como la solución para el creciente colapso del modelo educativo y su preocupante estatalización. Viene a cuenta lo dicho por la decisión de la junta directiva de la Concapa, así como de la Federación Católica de Asociaciones de Padres de Familia y Padres de Alumnos, los directores de los colegios concertados de la provincia de Albacete, así como padres y madres de centros docentes públicos, de reunirse mañana sábado con el obispo de Albacete, Ciriaco Benavente.
En dicha reunión se tratarán temas tan importantes como la nueva Ley Orgánica de la Educación, la asignatura de Educación para la Ciudadanía, la de Religión, la admisión de alumnos, la libertad de enseñanza y la antropología oculta en el currículo educativo. Pero sin duda alguna la estrella de ese encuentro será la aspiración de estos colectivos educativos para que se implante el cheque escolar, porque es la única fórmula lógica y natural de que cada uno pueda elegir la educación que quiere para sus hijos.
El cheque escolar se ha convertido en algunas comunidades como una solución a esos problemas. Hay que recordar que en Albacete, durante los cuatro años que gobernó el Partido Popular en el Ayuntamiento, su implantación para el servicio de guardería supuso todo un éxito, aunque con la llegada de una nueva Corporación este instrumento de mejora educativa desapareció. Pero no por ello se puede negar claras evidencias, ya que con el cheque escolar las ayuda del Estado se transfieren directamente a la familia, de forma que son éstas las que deciden el centro al que quieren enviar a sus hijos. Además, el cheque con la arbitrariedad y la inseguridad que supone el sistema de los conciertos educativos, y se ganaría de esta manera en la calidad de la enseñanza, ya que se introduciría la competencia entre los centros que de esta forma mejorarían su oferta para dar más calidad a los alumnos.
Mucho nos tenemos que con la actual política educativa del Gobierno de Rodríguez Zapatero las reivindicaciones de una mayoritaria parte de las familias españolas caerán en saco roto. Pero si realmente se quiere reconducir una peligrosa situación que cada día acarrea más problemas a la sociedad, sólo con la liberalización del sistema se podrá avanzar en positivo dejando atrás caducos experimentos.
Publicado en La Tribuna (España)